La cultura corporativa u organizacional es, básicamente, la ideología de una empresa: el conjunto de actitudes, hábitos, creencias y comportamientos del grupo humano que la conforma, el modo en que interactúan y la manera en que gestionan las transacciones comerciales externas.

Puede desarrollarse intencionalmente según la dirección en la que la empresa se mueve en lo que respecta a estilo, prioridades y valores, o de modo más orgánico como resultado de la suma de los rasgos característicos de sus miembros y la naturaleza de la interacción entre los mismos.

La cultura de una empresa se refleja en su imagen pública, su código de vestimenta, su horario comercial, sus instalaciones, los beneficios que tienen sus empleados, su volumen de ventas, las decisiones de contratación, el trato a los clientes y el grado de satisfacción de los mismos y todos los demás aspectos de las operaciones.

Cultura corporativa

La conciencia actual de la cultura corporativa es hoy más profunda que nunca. La Harvard Business Review identifica cinco características importantes de las culturas corporativas exitosas:

La visión: expresada en su misión y sus manifiestos corporativos, la visión de una empresa es una herramienta poderosa para establecer los parámetros de la primera impresión que se quiere lograr.

Los valores: encarnan las mentalidades y las perspectivas necesarias para lograr la visión de una empresa.

Las prácticas: son los métodos tangibles, guiados por la ética, a través de los cuales una empresa pone en práctica sus valores.

Las personas: corresponde tanto los empleados como la dirección de la compañía: la suma de sus comportamientos y valores es una de las características más importantes de una empresa.

Su historia: la historia del origen y el porqué de la compañía es parte fundamental del conjunto de elementos que definen el crecimiento y la imagen pública de la misma.

La importancia de la cultura de una empresa radica en que representa la fórmula que guía al equipo, que inspira y motiva a los empleados y que atrae a los clientes, lo que define una personalidad verdaderamente única. Es como una huella digital: puede ser similar a las demás, pero es singularmente distinta y propia de cada compañía. Todo lo demás (productos, servicios, estrategias, marketing, incluso innovaciones) son factibles de ser replicados, pero los identificadores verdaderamente únicos son los valores y normas de la organización.

Si bien según diversas opiniones la posesión de una cultura organizacional es propia de compañías con oficinas físicas donde los empleados interactúan entre sí y poseen un espacio definido y de ciertas características, algunas plataformas online son prueba fehaciente de que no hace falta un espacio físico para lograr una exitosa cultura empresarial: aquellas compañías de culturas fuertes son signo de una intensa unión en la mentalidad y la proyección de sus empleados, estén o no compartiendo el mismo espacio.

Hoy en día, una cultura corporativa positiva es desafortunadamente la excepción y no la norma, pero una fuerte cultura organizacional puede diferenciar claramente una empresa de sus competidores en la mente de sus accionistas y sus clientes.

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