Antonio Casanueva comenta que los empresarios mexicanos empezaron el 2019 ante desafíos sin precedente. No me refiero únicamente a la escasez de gasolina, sino a un entorno de corrupción, violencia y desinformación. Esto aunado a una incertidumbre mundial. El historiador israelí Yuval Noah Harari, en su libro “21 lecciones para el siglo XXI”, dice en tono pesimista que la humanidad está perdiendo la fe en el relato liberal, lo que ha provocado el regreso de nacionalismos exacerbados, en el momento que retos globales, como el colapso ecológico y la disrupción tecnológica, amenazan el futuro de la civilización humana.

Pero la incertidumbre no es, necesariamente, negativa; es propia de la fragilidad humana. La filósofa estadunidense Martha Nussbaum encuentra en ella un lugar donde las oportunidades para el éxito, para la felicidad y para vivir intensamente, están esperando.

En esta era de desasosiego donde hay grupos tan divididos y las personas parecen estar enmarañadas, necesitamos líderes empresariales que asuman una perspectiva más amplia y rica.

Martha Nussbaum

El método del caso, que usamos en algunas escuelas de negocios, nos ha permitido entender la importancia de cultivar la perspectiva en el desarrollo de los líderes. Durante la discusión con esta metodología, cada participante lee el mismo texto que todos los demás. Sin embargo, cada uno interviene con una visión distinta. Sacar conclusiones y dar sentido a estas perspectivas múltiples, incluso opuestas, es el centro de un gran proceso de aprendizaje. Los empresarios aprecian que, tan astutos como son y tan seguros de sus punto de vistas, siempre pueden aprender de las aportaciones de los demás.

Para la pintura, la perspectiva es primordial. Picasso y los artistas del movimiento cubistas, por ejemplo, trataban las formas desde una perspectiva múltiple que les permitiera representar todas las partes de un objeto en un mismo plano. Intentaban no tener compromiso con la apariencia de algo desde un punto de vista determinado, sino con la parte intrínseca de la obra.

Tan importante como puede ser la perspectiva al crear arte, resulta aún más útil en nuestra vida diaria, al ayudarnos a relacionarnos mejor con personas que son muy diferentes de nosotros. Nitin Nohria, dean de Harvard, dijo en el discurso de aceptación al doctorado honoris causaque le otorgó la Universidad Panamericana, que en un mundo cada vez más acelerado, uno de los comportamientos que separan a los buenos líderes del resto, es el uso que hacen de la pausa estratégica: su disposición a solicitar un tiempo de espera, y tratar de ganar la perspectiva del tiempo, antes de tomar una decisión difícil.

Tener una visión más amplia permitirá enfocarse en lo que debe ser la auténtica misión de sus organizaciones. Cuando una empresa es productiva, rentable, viable y centrada en las personas, es la institución que mejor puede contribuir al desarrollo económico y social de un país.

Ante un entorno perplejo, los líderes de empresa tienen que volver a lo esencial: los valores son lo que dan firmeza. Esto se logrará poniendo a la persona en el centro de las organizaciones. Los mejores recursos de un país son sus personas y las peores catástrofes vienen cuando gente, en puesto de responsabilidad, se olvida de la importancia de la dignidad de los seres humanos y, por lo tanto, de invertir en el desarrollo de su personal.

Las empresas también crean comunidad, condición indispensable no sólo para afrontar la complejidad actual, sino para el desarrollo humano. Ya lo decía Aristóteles, el ser humano es un zoon politikon, es decir, somos seres sociables que ejercemos nuestra libertad a través de interacciones con otras personas. Por eso las comunidades son necesarias para que los humanos florezcan y desarrollen su potencial.

Ante la incertidumbre podemos reaccionar con miedo o con esperanza. La esperanza es lo inverso del miedo. La esperanza se expande y avanza, el miedo retrocede. La esperanza es vulnerable, el miedo es auto protector.

Aunque los desafíos que nos esperan no tienen precedentes, y pese a que los desacuerdos son enormes, los líderes mexicanos podrán dar la talla si amplían su perspectiva, fortalecen sus valores humanos y enfrentan 2019 con esperanza. El objeto de la esperanza no es lo seguro, por eso es vulnerable; el objeto de la esperanza es lo nuevo. Para el filósofo español Alejandro Llano la esperanza, como pasión y como virtud, se refiere a un bien arduo y humanamente incierto que sólo se puede descubrir si uno acepta el bello riesgo de aventurar la propia vida.

 

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