Miguel Ángel Pla // Presidente y Director General // direccion@miguelpla.com // Teléfono: (81) 43 00 25

Trabajar con un jefe tóxico es una de las principales razones por las que los colaboradores experimentan estrés y sienten insatisfacción en su trabajo, provocando a su vez un bajo nivel de compromiso.

Por desgracia, existe una alta probabilidad de que tengas un jefe así. De acuerdo con el artículo de Gallup, Why great managers are so rare, las empresas eligen a la persona equivocada para dirigir al equipo el 82% de las ocasiones.

Otra encuesta de Gallup, realizada en el 2015, nos dice que el 40% de los colaboradores deja su trabajo para alejarse de un jefe tóxico. Estos son los que deliberadamente disfrutan de hacer sentir mal a los demás para su propio beneficio o bien son los que de forma más pasiva simplemente son muy malos en su trabajo; cualquiera que haya tenido alguno de estos dos tipos, sabe a lo que me refiero, ambos merman el bienestar y la productividad de la empresa.

Una simple manera de saber si tienes un jefe tóxico es preguntarte si frecuentemente él o ella te hace sentir miedo, frustración, molestia o tristeza. En otras palabras, te hace sentir infeliz en el trabajo.

Señales de un jefe tóxico

Deseo de poder: Son jefes que están enfocados en llegar a la cima y no les importa a quién puedan dañar en el proceso. Lamentablemente, en nuestra sociedad esta característica es ampliamente aceptada, sin embargo, un jefe con fuerte orientación de poder es poco empático, se mantiene desapegado de su equipo, a menudo no proporciona apoyo y se aprovecha quedándose con el crédito de lo que hacen otros.

Ante un jefe así los colaboradores reaccionan de alguna de las siguientes formas: se hacen demasiado dependientes y no son capaces de tomar la iniciativa sin antes pedir permiso o actúan con resentimiento hacia el jefe, desafiando su autoridad. Ambas reaccionen afectan negativamente la creatividad, comunicación, bienestar y efectividad.

Control: Si tienes un jefe con control excesivo, que le gusta estar involucrado en todo lo que haces y te dice con lujo de detalle cada cosa que tienes que hacer, seguramente te frustra, te hace ineficiente y te hace sentir que no confía en ti. En el otro extremo, un jefe en un puesto o área más demandante con muy poco control también genera inseguridad y estrés en el equipo.

No comunica correctamente: Un jefe que en la mayoría de las ocasiones no deja claro qué es lo que se tiene que hacer, el resultado esperado, las fechas de entrega y las formas de medición y luego se molesta porque lo esperado no se realizó, es un jefe tóxico. Un buen jefe deja claro todo lo anterior y además se asegura de contar con las herramientas para lograrlo.

Favoritismo: Un jefe que hace diferencias entre los integrantes del equipo, no tratando con respecto y justicia, genera malestar. Si adicionalmente otorga a sus preferidos con promociones o beneficios sin fundamento, genera resentimiento, mata la moral y como consecuencia, la productividad.

El No-No: Su primera respuesta a cualquier idea, innovación o cambio es “no se puede hacer”, “no va a funcionar”, “no les va a gustar” o “no funcionó, ya lo hicimos”. Por miedo al fracaso prefiere quedarse donde está. Son personas que les gusta discutir mucho y tienen una fuerte necesidad de reconocimiento, lo que les hace responder con escepticismo y sarcasmo. Para ellos es más fácil criticar que crear.

El sabelotodo: Cree que siempre tiene la razón y espera que los demás tomen su opinión como la verdad absoluta, por lo que no pregunta ni escucha otras opiniones y normalmente no apoya a su equipo. Sus colaboradores existen para hacer lo que él dice.

Si trabajas para alguien que tiene varias de las características anteriores ya sea por necesidad o por elección, tu bienestar emocional y efectividad se verán seriamente afectadas. Si renunciar no es opción, a continuación encontrarás algunas ideas que te ayudarán a sobrellevar a tu jefe tóxico y a sentirte mejor en tu trabajo:

  • Identifica lo que es más importante para tu jefe y para la empresa, y enfócate en llevarlo a cabo exitosamente.
  • Pregunta y aclara cara a cara con tu jefe todas las dudas que tengas con respecto a objetivos, fechas de entrega y procesos y envíale un mail con todos los puntos definidos.
  • Date espacios de 7 a 10 min cada 90 minutos para cerrar tus ojos, respirar, relajarte y renovar energía para continuar el día.
  • Encuentra aspectos en común, gustos o hobbies que puedas compartir con tu jefe, de esta manera ambos sentirán más confianza y, por ende, un ambiente de trabajo mucho más grato.
  • Documenta y envíale semanalmente un resumen explicando brevemente en qué has estado trabajando, logros y pendientes de la semana.

Es importante tener claros los efectos que un líder tóxico tiene en la organización e identificarlos lo antes posible. Un gran líder inspira a las personas a dar lo mejor que tienen, mientras que un líder tóxico arruina el bienestar y la productividad de todos.

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