Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
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Teléfono: (81) 83 78 47 10

La expresión de estas visiones funciona de la misma manera en el ámbito individual que en el equipo. Los pasos para la mejora personal o del equipo que construyen un cimiento para la visión incluyen acciones que contribuyen a que la visión sea posible.

Cuando es vivida e inspiradora, las personas buscan maneras de hacer su propia contribución. Una vez que la expresión de la visión es clara, la gente y los equipos pueden empezar a definir las metas específicas que le harán realidad.

Ya sea que se trate de una persona, un equipo o toda una organización completa, un componente clave para lograr que cualquier visión funciona es mantenerla viva. Esto se logra por medio de líderes que definen, escriben, hablan y viven la visión de manera tal que lo que sigue es el compromiso.

Hacer de la visión algo tangible es a menudo el paso más incierto, especialmente si la visión representa una separación audaz de las condiciones actuales. Todos los temores negativos salen a flote diciendo, “¿Qué me hace pensar que yo podría hacer esto alguna vez? Estos temores son reales pero también tremendamente generadores de motivación cuando todo un equipo o empresa comparten el compromiso.

En el caso de un individuo o un equipo, los compañeros brindan apoyo e ideas creativas para fortalecer la visión. Hay muchas probabilidades de que una visión y esfuerzo inspiren envidia y apoyo de quienes están en mejor posición de ayudar.

Finalmente, tener una visión brinda una brecha motivacional para que las personas se estiren para cruzarla.

Una vez definida, la expresión les motiva a seguir adelante porque las condiciones actuales y las posibles sobresalen comparándose entre sí. De hecho, una visión verdaderamente inspiradora clarifica lo frustrante que sería fracasar. Cuantas más personas inviertan en expresar una visión, más compromiso crece para hacerla realidad o afrontar las consecuencias.

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