20Apr 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General – MPC
direccion@miguelpla.com
Teléfono: (81) 83-78-47-10

En el ámbito individual, las actitudes, los valores y las creencias impulsan a la conducta y las decisiones para que produzcan resultados. Estos e centra en la manera en la cual las actitudes, los valores y las creencias individuales influyen sobre el modo en que una persona se relaciona con otros.

Este blog amplía el alcance para mostrar cómo las actitudes, los valores, las creencias y los sentimientos individuales influyen sobre la conducta del grupo y los resultados.

La misma influencia sobre los resultados que está presenta a escala individual tiene lugar en el ámbito de equipo. La diferencia radica en que ahora las actitudes, los valores y las creencias se expresan en normas y estándares del grupo y están representados por la zona de poder.

El área de las dinámicas de grupo es donde los esfuerzos por cambiar tienen éxito porque crean apoyo y compromiso o fracasan porque crean resistencia.

La zona de poder se transforma en el escenario principal de la actividad y el centro de atención para cualquier iniciativa de cambio, ya sea a nivel individual, de grupo o de la organización. Es aquí donde se desarrollan las normas a través de 3 leyes básicas de la conducta humana: convergencia, cohesión y conformidad.

Una norma es una actitud o acción uniforme que dos o más personas comparten en virtud de pertenecer a un grupo. Las personas piensan en los valores y las actitudes como algo privado, personal y singular, pero la investigación muestra que la mayoría de las actitudes personales surgen de normas de grupo.

Las normas de un grupo se ven reflejadas en sus tradiciones, precedentes, hábitos, ritos, reglas, rituales, reglamentos, políticas, procedimientos operacionales, costumbres, tabúes y prácticas pasadas.

Estas normas y estándares comienzan a formarse a través del proceso conocido como convergencia.

La convergencia inicia normas espontáneamente porque cambia las actitudes y patrones de conducta individuales hacia un patrón grupal uniforme que todos los miembros del grupo comparten.

Cohesión: Es el fenómeno de personas congregadas a grupos alrededor de intereses y valores comunes. La cohesión es una de las fuerzas más significativas para la organización social. Las personas se sienten naturalmente atraídas hacia quienes comparten una experiencia común que les permita dejar de lado las formalidades que deben seguir cuando están con extraños.

Conformidad: Es el fenómeno que lleva a los miembros de un grupo a mantener una norma grupal establecida. Da vigencia a la norma creando presión, a menudo sutilmente, “para mantenerse en línea” con el grupo en el acatamiento de la norma.

La pregunta clave para cualquier organización, “¿Nos estamos conformando con normas y estándares que nos ayudan, o que nos crean obstáculos?” De la misma manera en que las personas pueden tomar consciencia de la conducta individual y de su impacto sobre los demás, los equipos y las organizaciones enteras pueden tomar consciencia de sus normas y estándares y del impacto sobre los resultados.

Las normas y estándares pueden fácilmente manejar la conducta. Sin embargo, si se toma consciencia de esto, el proceso puede revertirse; las personas pueden manejar las normas y estándares y, al hacerlo, vigorizar el poder de cambiar. Todas las empresas de éxito que van a la vanguardia de la competencia tienen una cosa en común: cuestionan todo y desafían permanentemente las normas, de manera que la complacencia no tiene espacio.

18Apr 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General – MPC
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Vivimos uno de los periodos de cambio más intensos jamás experimentados en la sociedad industrial moderna. A diario ocurren cambios por doquier; su número aumenta con rapidez, y su dirección y ritmo parecen hallarse casi fuera de nuestro control. ¿Podría acaso ser que, en una era en la cual podemos trasplantar el corazón humano seamos incapaces de controlar las instituciones que con tanta diligencia hemos creado?
Las profundas implicaciones de la remodelación de la vida empresarial requieren una atención y una reflexión cuidadosa.

La comprensión fundamental y profunda de las consecuencias del cambio dentro de un sistema, así como la capacidad para dirigir un esfuerzo de este tipo y manejar su ritmo, ofrecen las mayores posibilidades de alcanzar la excelencia en todas las áreas de una organización.

Ser capaces de dirigir el cambio y de dirigirlo hacia donde lo deseamos puede constituir uno de nuestros bienes intelectuales más valiosos. El desafío al cual nos enfrentamos es manejar la empresa actual y ponerla bajo la dirección y el control humano; el resultado puede constituir uno de los logros verdaderamente grandes de nuestra era.
En la estrategia para el cambio organizacional se analizan los principios fundamentales del cambio planeado, así como su aplicación dentro de las organizaciones.

Las tácticas y estrategias presentadas van más allá de lo directamente experimentado por la mayoría de las personas y requieren una mentalidad diferente, pues no se ubican dentro del campo tradicional del cambio organizacional.

Los antecedentes de este enfoque se establecieron hace 30 años, cuando se originó el DO Grid, el cual concebimos como el desarrollo concentrado en elevar el nivel de toda una organización hasta un plano de logro superior. En el momento de su creación como concepto, el desarrollo se basaba en el supuesto de que si se ayudaba a cada individuo, tomado en forma independiente, a ser más competente, el nivel de capacidad de la organización se elevaría gracias al fortalecimiento de las habilidades individuales; esto se conocía como el enfoque de mosaico.

Nuestra premisa era que al concentrarse en las variables individuales, de equipo, intergrupales y organizacionales en lugar de depender sólo del concepto de “mosaico” del desarrollo individual, se lograría un enfoque más realista del cambio.

Cuando se adopta un enfoque integrado como aquél en el que se basa el DO Grid, los miembros de la organización pueden adquirir valores comunes, compartir metas y expectativas, y contar con un entendimiento mutuo.
Es más importante saber resolver el problema y cómo restablecer la confianza que saber qué es lo que deteriora. La respuesta a esto se encuentra en la ausencia de sinceridad y de franqueza ya que es importante y básica para la cooperación, el compromiso y los logros sinergistas de todo tipo.

En fin, la ausencia, la confianza mutua, la sinceridad, franqueza, la crítica y retroinformación puede considerarse la barrera principal para la utilización eficaz de los recursos humanos.
Para esto es importante enfocar esto como un estudio sobre la dinámica de la organización y no como un estudio de conducta individual, se requiere abordar como una obra sobre valores humanos ya que esto facilitará la existencia de los problemas.

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