17Aug 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
direccion@miguelpla.com
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Pocos tópicos han generado más estudios y consumido más tinta y conversación en el mundo de los negocios que el “liderazgo”. Los historiadores, periodistas, autores y el público en general se enfrascan en un proceso permanente de análisis y debate sobre los pros y los contras del estilo de un líder versus el otro.

Casi todos tenemos una opinión sobre liderazgo de otras personas y, dadas circunstancias apropiadas, casi todos defenderán muy apasionadamente lo que piensan o sienten. Pese a todos los siglos de indagación y preocupación por el tema, todavía no hay consenso universal sobre que funciona y qué no. Lo que funcionó para una persona en un conjunto de circunstancias no funciona para otra en circunstancias diferentes.

Durante los últimos cincuenta años se han propuesto muchos conceptos diferentes de liderazgo, a menudo mediante un mercadeo inteligente, los cuales parecen desaparecer inevitablemente de la escena pocos años después. Este liderazgo efímero implica que hay alguna fórmula mágica, alguna receta que, una vez descubierta, creará instantáneamente líderes maravillosamente exitosos. Pero no hay ningún conjunto definido de reglas, ninguna prescripción, ninguna fuente de sabiduría de la cual beber, ni ningún gurú a quien estimular. El liderazgo radica en cada individuo. Radica en el núcleo de la inteligencia emocional de cada persona, o en las competencias emocionales esenciales que permiten una comprensión de lado humano del liderazgo, el poder y las relaciones.

El sello distintivo de quienes hoy se desempeñan mejor incluye la conciencia de si mismo y de otras personas, la habilidad para trabajar con otros para maximizar la productividad, la voluntad de abrazar el cambio, la valentía y las destrezas para resolver conflictos y la visión para estimular el progreso.

La visión más nueva del liderazgo y el poder es que ambos existen en virtualmente todos los niveles de la organización y que las personas son capaces de expresarse con rapidez cuando la necesidad o la situación se presentan. De hecho, el cambio fundamental requerido es desde el control hacia la libertad- desde el control percibido hacia una libertad con responsabilidad. Las personas ahora son vistas como la fuente de energía vital y responsable que puede lanzarse a la acción, no a través de la dirección y el control sino de su propio compromiso personal con la visión en común y una creencia en los valores de la organización

16Aug 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
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No estamos pretendiendo que un ejercicio de dos días sea todo lo que un líder requiera para ganar la confianza en una organización. Evidentemente, la confianza se desarrolla durante un período largo bajo diversidad de circunstancias. Como dice Donald Frey, CEO de Bell & Howell: “hay que tener paciencia para reposicionar la compañía”.

Harold Williams llega a este punto cuando describe sus primeras experiencias como presidente de SEC: Si hay algo que me hubiera hecho sentir bien [en la Comisión] es la manera como emergí en términos de mis propios valores personales y mi yo. Si uno cree en el rumbo propio, debe quedarse en él respecto de curso y oportunidad.

Consideremos especialmente la manera como el posicionamiento y la confianza se entretejen en las actividades más importantes de los líderes: Todos los líderes enfrentan el reto de vencer la resistencia al cambio. Algunos tratan de hacerlo mediante el simple ejercicio del poder y el control, pero los líderes eficientes, como nuestros noventa líderes, aprenden que hay mejores maneras de superar la resistencia al cambio. Esto comprende el logro de un compromiso voluntario sobre valores compartidos.

A menudo el líder debe ser un corredor de seguros de las necesidades de distintos grupos dentro y fuera de la organización. La función de corredor de seguros requiere sensibilidad hacia las necesidades de todas aquellas personas que tienen intereses en la organización, y un claro sentido de la posición de ésta.

El líder es el responsable de escoger el conjunto de principios éticos o normas que rigen el comportamiento de las personas de la organización. Puede escoger este conjunto de principios de varias maneras. Una es demostrar, mediante su propio comportamiento, su compromiso con los principios éticos que trata de institucionalizar.

La confianza, la integridad y el posicionamiento son facetas diferentes de una propiedad común de liderazgo—la capacidad de integrar a quienes deben actuar con aquello que debe hacerse, de modo que todo llegue a ser un organismo único en armonía consigo mismo y con el nicho de su ambiente.

15Aug 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
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Que un proyecto salga hacia delante o que un grupo de trabajo funcione, en gran parte, depende de un buen líder que dirija, organice, delegue y sea respetado. Ya hablamos sobre los tipos de líderes en el trabajo pero, ¿Qué aspectos tienes que trabajar si quieres ser un buen líder?

Un buen líder tiene que saber comunicar y trasmitir a sus empleados o compañeros, pero también tiene que saber escuchar. El líder tiene que dar su opinión pero eso no significa que sea una verdad absoluta. Tiene que haber un feedback con los trabajadores.
Hay que ganarse el respeto de los trabajadores y siendo íntegro lo conseguirás más fácilmente. Alguien que va con la verdad por delante y no traiciona a nadie será un ejemplo a seguir para todos. Además, de este modo evitarás moverte en un ambiente de trabajo hostil.

Aunque no es el aspecto más importante, ya que un líder también puede rodearse de buena gente y triunfar coordinándolos, sí que facilita el proceso de toma de decisiones y el respeto de la gente que tienes a tu mando. No hay que olvidar que hay que estar en constante aprendizaje y atento a los últimos estudios y tendencias.

Tiene que saber decidir y tomar la decisión en el momento que sea necesario. Ideas y opciones tenemos todos, pero elegir la correcta tiene unas responsabilidad que tiene que asumir el líder.
Hay que saber motivar a los empleados y saber levantar el ánimo de uno mismo. Días difíciles los tenemos todos pero el líder tiene que sobreponerse y llegar al trabajo al 200% y, lo más importante, contagiarlo al resto.
Dar órdenes no significa ser un ogro con las personas a tu mando. Es recomendable ser igual de agradable con los trabajadores que como con los clientes. Escuchar los problemas y preocuparse por su gente hará que en los momentos difíciles tanto profesionales como personales te sientas respaldado.

Un buen líder se retroalimenta de su grupo. Él decide pero no es un dictador. Escuchar las ideas de los demás, lo que pueden aportar y las inquietudes que tengan puede aportarte conocimientos y diferentes visiones. Muy recomendable para no resultar autoritario y que la gente se sienta valorada.
Por desgracia el tiempo es finito. Hay que organizar bien las tareas y aprovechar bien el tiempo que tenemos de trabajo. Si lo hacemos bien podremos incluso descansar y así no saturar a nuestra gente. Un buen líder entrega sus trabajos en el día o incluso antes.

Buscar la perfección no es malo, pero sí obsesionarse con ella. Siempre hay que intentar mejorar y perfeccionar las técnicas, tiempos de ejecución, tareas… pero siendo conscientes de que no siempre vamos a conseguirlo. Y no por ello tenemos que desesperarnos.

Una persona no puede estar al tanto de todo. Puedes ser un genio y querer controlar cada cosa pero eso va a evitar que puedas aplicar todo tu potencial en ciertas tareas. Delega y haz jefes de equipo que te mantengan al tanto de todo pero sin estar pendiente de cada trabajo.

Aunar todos estos aspectos es muy complicado, sin embargo un buen líder trabaja por mejorar aquello de lo que carece y potencia aquello que tiene. Tiene que saber ser el mejor, o al menos intentarlo, con lo que tiene y no rendirse nunca

14Aug 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
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Para escoger una dirección, el líder debe haber desarrollado primero una imagen mental del futuro posible y deseable de la organización. Esta imagen que hemos llamado visión, puede ser tan vaga como un sueño o tan precisa como una meta o como las instrucciones para cumplir una misión. El punto crítico es que una Visión articula una percepción de un futuro realista, creíble y atractivo para la organización una Condición que es mejor —de algunas maneras importantes−de lo que ahora existe.

Una visión es una meta que atrae. Cuando John Kennedy estableció como meta llevar un hombre a la luna hacia 1970 o cuando Sanford Weill apuntó a convertir a American Express en la institución bancaria financiera más grande del mundo en cinco años, estaban concentrando su atención en logros valiosos y alcanzables. Nótese también que una visión siempre se refiere a un estado futuro, una condición que no existe actualmente y que nunca existió antes. Con una visión, el líder suministra el muy importante puente entre el presente y el futuro de la organización.

Para entender por qué una visión es tan fundamental para el éxito del liderazgo, en primer lugar tenemos que reflexionar sobre por qué existen las organizaciones. Una organización es un grupo de personas comprometidas en una empresa común. Los individuos se unen a la empresa con la esperanza de recibir recompensas por su participación.

Dependiendo de la organización y de las personas comprometidas, las recompensas pueden ser económicas en gran medida, o pueden estar dominadas por consideraciones psicosociales —status, auto-estima, un sentido de logro, una existencia significativa−. Así como los individuos derivan recompensas de su rol en la organización así la organización deriva su recompensa de hallar una ubicación adecuada en una sociedad más amplia. Las recompensas de la organización también pueden ser económicas (ganancias, crecimiento, acceso a los recursos) y/o psicosociales (prestigio, legitimidad, poder y reconocimiento).

Así, por una parte, una organización busca maximizar las recompensas que le depara su posición en el ambiente externo; y, por otra parte, los individuos de la organización buscan maximizar su recompensa por la participación en la organización.

Cuando la organización tiene un sentido claro de su propósito, de su dirección y del estado futuro deseado, y cuando esta imagen es compartida ampliamente, las personas son capaces de encontrar sus propios roles en la organización y en una sociedad más amplia de la cual son parte. Esto habilita a las personas y les confiere status porque pueden verse como parte de una empresa que bien vale la pena. Ganan sentido de importancia en la medida en que dejan de ser robots que ciegamente siguen instrucciones, para convertirse en seres humanos comprometidos en una aventura que es creativa y que tiene un propósito determinado.

Cuando las personas sienten que pueden establecer una diferencia y que pueden mejorar la sociedad en la cual viven por medio de su participación en una organización entonces es mucho más probable que pongan energía y entusiasmo en sus tareas y que los resultados de sus trabajos se fortalezcan mutuamente.

En estas condiciones, las energías humanas de la organización se orientan hacia un fin común, y se ha satisfecho una precondición importante para el éxito.
Una visión compartida del futuro sugiere medidas que sean eficaces para la organización y para sus partes. Ayuda a que sus miembros distingan entre lo que es bueno y lo que es malo para la organización, y lo que bien vale la pena querer alcanzar. Y, lo que es más importante todavía, hace posible distribuir ampliamente la toma de decisiones. Las personas pueden tomar decisiones difíciles sin tener que recurrir siempre a los niveles más altos de la organización, porque saben qué resultados y qué fines se desean. Por lo tanto, en un sentido muy real, el comportamiento individual puede dirigirse y coordinarse mediante una visión del futuro compartida y habilitadora.

Cualquier gerente competente puede hacer posible que la gente de una organización gane lo suficiente para vivir. Un excelente gerente puede atender a que el trabajo se haga de una manera productiva y eficiente, de acuerdo con un programa y con un alto nivel de calidad. No obstante, al líder eficiente le resta ayudarle a la gente de la organización a aprender a sentir orgullo y satisfacción de su trabajo. Los grandes líderes con frecuencia inspiran a sus seguidores hacia altos niveles de logro mostrándoles cómo ayuda su trabajo a alcanzar fines valiosos. Es un llamado emocional a algunas de las necesidades humanas más fundamentales—la necesidad de ser importante, de crear una diferencia, de sentirse útil, de ser parte de una empresa que vale la pena y que tiene éxito.

Con todos esos beneficios se podría pensar que las organizaciones se preocupan en gran manera por desarrollar una imagen clara de su futuro deseado, pero éste no parece ser el caso. Por el contrario, las visiones de muchas organizaciones están desenfocadas y carecen de coherencia. Las razones para esta visión borrosa son muchísimas.

11Aug 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
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La palabra liderazgo está en boca de todo el mundo. Los jóvenes atacan el concepto y los mayores lo añoran.

Todo el mundo está de acuerdo en que hay menos liderazgo del que antaño solía haber.

A menudo la inmensidad de los desafíos del presente y el ritmo del cambio no parecen ir acompañados de grandes nociones. Ni de grandes personas para que las lleven a la práctica.

Tal vez este vacío, lo mismo que tantas oscuradores, sea augurio de nuevos líderes. Sin duda en este interregno se han incubado nuevos conceptos de liderazgo. Con la emergencia de grandes hombres y mujeres podemos esperar nuevas y excitantes visiones el poder.

Nunca fue tan grande la necesidad de tener líderes. Hubo una historia en la época en la que hizo falta una visión estratégica de conjunto del liderazgo y no sólo un puñado de líderes en cada trabajo.

La creencia del liderazgo es que es la fuerza central que se encuentra detrás de las organizaciones de éxito y de que, para crear organizaciones vitales y viables, es menester que, el liderazgo ayude a las organizaciones a desarrollar una nueva visión de lo que puede ser y luego las movilicen para el cambio hacia la nueva visión.

Las competencias del liderazgo no han variado, pero han cambiado nuestra comprensión de que es, como opera y de qué manera la gente aprende a aplicarlo.

Hoy estamos un poco más cerca de la comprensión de cómo y qué personas lideran, pero llegar a este punto no fue fácil. Décadas de análisis académico nos han dejado más de 850 definiciones de liderazgo.

Lo mismo que el amor, el liderazgo y siguió siendo algo cuya existencia todo el mundo conocía, pero que nadie sabía definir. Han aparecido y desapareció muchas otras teorías del liderazgo. Algunas se centraban en el líder y otras se centraban en la situación pero ninguna resistió a la prueba del tiempo.

Todo aquello ha creado una confusión que sólo se puede entender si se examina el medio actual del liderazgo, que se puede resumir bajo tres contextos principales: el compromiso, complejidad y credibilidad.

En cuanto usted establezca estos tres puntos importantes en el negocio se verá una calidad muy amplia de lo que es un negocio con líderes dentro de el para que sepan potenciar e inspirar visión, sentido y confianza a sus seguidores y la responsabilidad esté clara y reflejada para todos.

10Aug 2017

Miguel Ángel Pla
Presidente y Director General
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La creación de conexiones es otra forma de establecer límites. Usted está fijando un límite positivo, una estructura destinada a crear unidad.

Recuerde que lo que usted recibe es lo que crea y también lo que permite. Por lo tanto es recomendable que cree conexiones y no permita las desconexiones.

Las ciencias neurológicas nos dicen que ciertas clases de interacciones emocionales y relacionales crean conexión y unidad, basadas en los esquemas de funcionamiento del cerebro.

Aquí mencionamos algunos de los elementos que pueden ser de mucha ayuda para crear la unidad y conexión.

• Propósito compartido: La unidad crece cuando las personas se reúnen alrededor de un propósito o una meta común. El hecho de tener un objetivo específico o una agenda común a todos, crea lazos entre los participantes.

• Una conciencia común: Muchas organizaciones sufren de una conciencia dividida en compartimentos. La persona que trabaja con usted piensa más o menos así: “Para conectarme con usted, necesito estar consciente de su persona y de aquello a lo que se está enfrentando, y usted necesita estarlo también con respecto a mí”. Es decir; los dos necesitan conocer y experimentar juntos aquello por lo que estamos pasando. Asegúrese de establecer en su equipo y la entidad mayor el escenario que permita que la gente esté consciente de lo que les está sucediendo a la organización; cuando las personas se sienten ajenas a algo siembran la semilla de la desconexión.

• Pistas no verbales: Si en su condición de líder realmente está en sintonía con su equipo habrá u nivel de conexión sumamente especial y mucho mejor que si está diciendo una cosa mientras que su lenguaje corporal o facial indican otra. Esto implica que usted escuche y participe activamente tanto con el cuerpo como el cerebro.

• La colaboración: Si su equipo se va a reunir significa que necesitan estar del todo presentes y no solo juntos en la misma sala para poder crear las conexiones. El punto es crear un clima en donde se compartan y se resuelvan problemas por medio del compromiso mutuo; los cerebros de los integrantes necesitan trabajar realmente unidos y no solo para informarse unos a otros.

• Narraciones coherentes y relevantes: Las ciencias del conocimiento nos dice que al cerebro humano le gusta organizar experiencias bajo la forma de un relato. Mientras más atención le preste usted a la tarea de mantener vivas las narraciones relevantes, más conexiones creará. Deles lugar a las personas para que vean en qué parte de la historia se encuentran.

• Resolución de conflictos: Claro que existen momentos duros en las cuales las personas sienten dolor, temor, aflicción o ira. Por lo tanto, para crear unidad, algunas veces tenemos que ir directo a las cosas difíciles, aquellas que tienen a la gente realmente molesta. Lo que mucha gente no sabe es que al otro lado del conflicto hay una gran cantidad de cosas buenas; a veces es útil que haya facilitadores, e incluso muchas veces resulta necesario).

• La regulación de las emociones: Todos en algún momento hemos pasado por estados emocionales muy difíciles pero por fortuna no hemos tenido que permanecer en ellos. Las conexiones con otros seres humanos nos pueden proporcionar una manera de regularnos a nosotros mismos, nos calman y nos pueden ayudar a contener ciertas reacciones emocionales.

• Reflexión emocional: Se trata de una observación; un enfoque en el aquí y en el ahora y se produce cuando las personas se sienten capaces de expresar su vulnerabilidad en un momento dado. Crea una conciencia de grupo que lleva a una franqueza mejor y engendra una conexión mayor.

• La reparación de las emociones: Es una de las cosas más importantes que tienen lugar en las buenas relaciones. En las buenas relaciones donde las conexiones son profundas no tienen por qué tener como efecto secundario un daño de larga duración. Busque la reparación y, cuando sea necesario, haga incluso que su equipo hable sobre la forma en la que a ellos les gustaría llevarla a cabo.

• Saber escuchar: Sea el constructor más importante de las conexiones. Los líderes tienen la fama de no saber escuchar y son culpables de dar una respuesta antes de comprender. La necesidad más profunda de las personas es que las conozcan y comprendan antes de poderse unir a alguien o dejarse dirigir por él. El equipo quiere sentir que el líder los comprende. Escuchar es el ingrediente que hace que funcione todo el resto de las cosas.

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