08Feb 2019

Las personas tenemos diferentes estilos de comunicación, y según los expertos en recursos humanos, esto puede ser un obstáculo que a menudo pasa inadvertido a la hora de construir relaciones profesionales.

Quizá seas de los que aparca todo el trabajo el viernes y no vuelve a pensar en ello hasta el lunes siguiente, mientras tu jefe te asalta con preguntas durante el fin de semana; sin embargo, estas cuestiones también pueden resolverse con pequeños cambios—la mayoría, por tu parte—y sobre todo si hay cierta sintonía entre ambos.

Las tecnologías de la comunicación facilitan mucho el contacto en cualquier circunstancia, por lo que te resultará sencillo mantener a tu supervisor al corriente de tu progreso y logros, así como sobre cualquier problema que surja en el proceso. Por otro lado, asegúrate de hacer llegar la información a tu jefe en el formato que le resulte más accesible para echar un vistazo y orientarte en tu tarea.

“Si tienes suerte, tu nuevo jefe programará tiempo para reunirse contigo y explicarte sus expectativas”, dice Amanda Augustine, experta en asesoría laboral en TopResume.com. “No puedes cumplir con las expectativas de tu jefe si no sabes cuáles son”.

Aunque, como es probable que tu jefe esté desbordado con sus recién estrenadas responsabilidades, quizá tengas que tomar la iniciativa por ti mismo. De hecho, algunos sugieren que esta estrategia es la que más valoran los supervisores.

“Es muy importante que sea el empleado quien haga esa pregunta al jefe, y no al revés. Muestra el deseo de establecer una buena comunicación entre los dos”, dice Jim Link, jefe de recursos humanos de Randstad North America.

Dirige cómo (y con qué frecuencia) ponerte al día. Pregunta a tu nuevo jefe qué medio le resulta más cómodo para supervisar tu trabajo. ¿Una reunión en su oficina, correo electrónico, videochat, una red de mensajería instantánea como Gchat o Slack? Algunos supervisores (especialmente los más jóvenes, según gerentes de RR.HH.) podrían preferir mantenerse en contacto periódicamente a través de mensajes de texto.

Por otro lado, averigua con qué frecuencia quieren recibir información, los controles diligentes de un jefe pueden resultar una distracción molesta para otro y la idea es que se trate de un intercambio positivo. La hora elegida también es fundamental. Averigua qué momento del día le viene mejor, que puede no ser necesariamente desde la primera taza de café ni tampoco al final del día, cuando está tratando de salir por la puerta para recoger a sus hijos.

Junto con estas preferencias en cuanto a la comunicación general, pregúntale cómo prefiere que solicites tus días libres. Para ese y otros mensajes importantes, lo mejor es utilizar el correo electrónico o el mensaje de text, algo que deje un rastro físico al que puedas referirte en el futuro, si es necesario.

Pero, ¿qué ocurre si el nuevo jefe te dice que le basta un solo correo electrónico semanal y sin embargo luego envía docenas de textos al día pidiendo ser puesto/a al día?

En este caso, tendrás que aprender a reaccionar respecto a cómo se comportan y no sólo según lo que dicen. “No adivine cuántas veces quiere saber de ti”, dice Nancy Mellard, líder nacional del programa de liderazgo CBIZ’s Women’s Advantage. “En su lugar, emplea la inteligencia emocional para identificar si lo que dijo que necesitaba no encaja con sus expectativas”.

No caigas en la desesperación, quizá la incesante comunicación sea una cuestión transitoria hasta que el nuevo jefe se asiente en su cargo, o quizá se trate de alguien que está más cómodo con la comunicación casi constante.

En cualquier caso, piensa en positivo. Es fácil que un desajuste entre estilos de comunicación cree conflictos innecesarios, especialmente en una relación de trabajo. Una forma de evitar problemas potenciales es no ponerse a la defensiva.

30Jan 2019

 

Es clara la importancia de tener un conjunto de habilidades y características que te permitan de una forma asertiva, prudente y cercana, relacionarte, vender y conectar con otros.

En esto se están diferenciando los líderes el día de hoy. Y distinguirá con mayor profundidad y escala a mejores líderes el día de mañana.

Hoy las personas se entrenan sus habilidades y crean estructuras que les permiten conectar de mejor manera con el otro. Hoy hay estudios del arte de conectarse a nivel emocional a partir de metodologías y el desarrollo de habilidades comunicativas para hacer que tu propio poder emerja.

Autores como Goleman, John C Maxwell, David R. Caruso y Peter Salovey están generando distintas metodologías y dando a los ejecutivos y a las personas de negocios oportunidades para elevar su propia Inteligencia Emocional.

En el caso de los últimos dos autores, en su libro “El directivo emocionalmente inteligente: Cómo desarrollar y utilizar las cuatro técnicas emocionales claves del liderazgo” ellos relacionan las habilidades específicas para el desarrollo de la inteligencia emocional en cuatro pasos (la relación descrita debajo de cada uno de los pasos, es propia):

  • Identificar las emociones. Este es quizá el más difícil, pues las emociones no son siempre claras entre las personas por ejemplo, sabemos que debajo del enojo muchas veces se esconde tristeza o decepción. Una correcta identificación de las emociones que tenemos y sobre todo de la forma de gestionarlas nos llevará a  tener una inteligencia emocional elevada.
  • Utilizar las emociones. No es sólo lo que siento sino cómo lo utilizo. Se puede, por supuesto, usar emociones negativas a favor cuando se tiene una forma de conducir positivamente esa energía, comprendiéndonos como agentes de transformación. Sabemos que no es algo simple pero es muy poderoso el lograrlo.
  • Comprender las emociones. No es sólo lo que las emociones nos hacen sentir sino todo lo que ellas implican en la relación personal y con terceros. Comprender el antes y el después de una emoción, lo que hay debajo o detrás es propio de personas sabias y de trato maravilloso.
  • Manejar las emociones. Para que estas den resultados en mí y en los demás se deben manejar. Desde mi perspectiva más que controlarlas sería conducirlas, darles un cauce para que esas energías favorezcan los resultados.

En mi personal punto de vista, el poder de una persona tiene que ver con su manejo de las emociones, tanto las propias como las de terceros de ahí que la Inteligencia Emocional, sea clave en muchos ámbitos y que la detección y el manejo en  publicidad, mercadotecnia y hasta en ventas, sea importantísimo.

Los mejores líderes, aquellos que tengan y manejen a favor una Inteligencia Emocional elevada, siempre tendrán los mejores resultados, y serán las personas con mayor poder, porque sabrán detectar, conducir o manejar las emociones propias y de terceros, y eso siempre será algo muy poderoso, en la medida que más se conozca, analice, estudie, comprenda y se aplique la inteligencia emocional y sus posibilidades, en esa medida veremos a personas más poderosas en distintos ámbitos.

 

 

29Jan 2019

Antonio Casanueva comenta que los empresarios mexicanos empezaron el 2019 ante desafíos sin precedente. No me refiero únicamente a la escasez de gasolina, sino a un entorno de corrupción, violencia y desinformación. Esto aunado a una incertidumbre mundial. El historiador israelí Yuval Noah Harari, en su libro “21 lecciones para el siglo XXI”, dice en tono pesimista que la humanidad está perdiendo la fe en el relato liberal, lo que ha provocado el regreso de nacionalismos exacerbados, en el momento que retos globales, como el colapso ecológico y la disrupción tecnológica, amenazan el futuro de la civilización humana.

Pero la incertidumbre no es, necesariamente, negativa; es propia de la fragilidad humana. La filósofa estadunidense Martha Nussbaum encuentra en ella un lugar donde las oportunidades para el éxito, para la felicidad y para vivir intensamente, están esperando.

En esta era de desasosiego donde hay grupos tan divididos y las personas parecen estar enmarañadas, necesitamos líderes empresariales que asuman una perspectiva más amplia y rica.

Martha Nussbaum

El método del caso, que usamos en algunas escuelas de negocios, nos ha permitido entender la importancia de cultivar la perspectiva en el desarrollo de los líderes. Durante la discusión con esta metodología, cada participante lee el mismo texto que todos los demás. Sin embargo, cada uno interviene con una visión distinta. Sacar conclusiones y dar sentido a estas perspectivas múltiples, incluso opuestas, es el centro de un gran proceso de aprendizaje. Los empresarios aprecian que, tan astutos como son y tan seguros de sus punto de vistas, siempre pueden aprender de las aportaciones de los demás.

Para la pintura, la perspectiva es primordial. Picasso y los artistas del movimiento cubistas, por ejemplo, trataban las formas desde una perspectiva múltiple que les permitiera representar todas las partes de un objeto en un mismo plano. Intentaban no tener compromiso con la apariencia de algo desde un punto de vista determinado, sino con la parte intrínseca de la obra.

Tan importante como puede ser la perspectiva al crear arte, resulta aún más útil en nuestra vida diaria, al ayudarnos a relacionarnos mejor con personas que son muy diferentes de nosotros. Nitin Nohria, dean de Harvard, dijo en el discurso de aceptación al doctorado honoris causaque le otorgó la Universidad Panamericana, que en un mundo cada vez más acelerado, uno de los comportamientos que separan a los buenos líderes del resto, es el uso que hacen de la pausa estratégica: su disposición a solicitar un tiempo de espera, y tratar de ganar la perspectiva del tiempo, antes de tomar una decisión difícil.

Tener una visión más amplia permitirá enfocarse en lo que debe ser la auténtica misión de sus organizaciones. Cuando una empresa es productiva, rentable, viable y centrada en las personas, es la institución que mejor puede contribuir al desarrollo económico y social de un país.

Ante un entorno perplejo, los líderes de empresa tienen que volver a lo esencial: los valores son lo que dan firmeza. Esto se logrará poniendo a la persona en el centro de las organizaciones. Los mejores recursos de un país son sus personas y las peores catástrofes vienen cuando gente, en puesto de responsabilidad, se olvida de la importancia de la dignidad de los seres humanos y, por lo tanto, de invertir en el desarrollo de su personal.

Las empresas también crean comunidad, condición indispensable no sólo para afrontar la complejidad actual, sino para el desarrollo humano. Ya lo decía Aristóteles, el ser humano es un zoon politikon, es decir, somos seres sociables que ejercemos nuestra libertad a través de interacciones con otras personas. Por eso las comunidades son necesarias para que los humanos florezcan y desarrollen su potencial.

Ante la incertidumbre podemos reaccionar con miedo o con esperanza. La esperanza es lo inverso del miedo. La esperanza se expande y avanza, el miedo retrocede. La esperanza es vulnerable, el miedo es auto protector.

Aunque los desafíos que nos esperan no tienen precedentes, y pese a que los desacuerdos son enormes, los líderes mexicanos podrán dar la talla si amplían su perspectiva, fortalecen sus valores humanos y enfrentan 2019 con esperanza. El objeto de la esperanza no es lo seguro, por eso es vulnerable; el objeto de la esperanza es lo nuevo. Para el filósofo español Alejandro Llano la esperanza, como pasión y como virtud, se refiere a un bien arduo y humanamente incierto que sólo se puede descubrir si uno acepta el bello riesgo de aventurar la propia vida.

 

28Jan 2019

Saber negociar es una parte fundamental de todo en la vida, particularmente en lo que se refiere a negocios. En la actualidad, es imprescindible contar con un mínimo de habilidades para desarrollar estrategias, conducirse, enfrentar y lograr el mejor resultado.

Pero ¿Cuáles son los mejores recursos para lograr una negociación efectiva?, ¿de qué depende el resultado?

1.) Definir con precisión los objetivos. Se llega a una negociación para alcanzar acuerdos, para obtener beneficios conjuntos, para sumar, armonizar y superar obstáculos. Cuando entras a una negociación, lo haces para llegar a un acuerdo, el balance, la confianza y la voluntad conjunta son la clave. El respeto recíproco y equitativo es el punto de arranque.

Ganar una negociación no es discutir, criticar o posponer las cosas. Debe ser una forma de comunicación constructiva, creativa y colaborativa. Se deben establecer las prioridades; las alternativas de arreglo, los resultados aceptables, los límites, las ofertas viables y los posibles escenarios de solución.

Ten en cuenta que en la mesa se ponen arreglos convenientes y factibles; en ningún momento la dignidad, ni la honestidad y tampoco la integridad. La solución no puede tener un costo que vaya en contra de la reputación personal, ni de la empresa o dependencia que representas.

2.) Autoconocimiento y conocimiento de la contraparte. Antes de negociar debemos definir lo que vamos a poner en la mesa; nuestros talentos y recursos, resistencia y disciplina, así como nuestras limitaciones. Lo mismo harán las otras partes.

De la misma manera, es necesario tener muy claro con quien vamos a tratar, indagar sus motivaciones, su estilo y sus capacidades; incluso establecer una relación personal favorable (de ser posible). Es muy frecuente tener que poner altas dosis de tolerancia, madurez, flexibilidad y resistencia. Nunca subestimar, insultar, ni menospreciar, mucho menos dejarse llevar por las emociones.

Mantente siempre con la frialdad y control necesarios para que no agregues conflictos personales a lo que debe ser una negociación comercial, política o laboral. Ser razonable no implica mostrar debilidad, sino saber lidiar diplomáticamente con el stres y las presiones naturales de una negociación.

3.) Desarrollar una estrategia. Aunque parezca obvio y de sentido común. Comienza por recopilar toda la información útil y necesaria, todos los datos relevantes acerca del contenido de la negociación. Revisa las necesidades específicas, pecios, plazos, términos, condiciones, requerimientos y posibilidades para establecer una oferta.

Los resultados aceptables pueden ser una combinación de diferentes cosas que no están necesariamente ligadas únicamente al precio o la calidad. Usa las variables de un proceso para generar aproximaciones.

Construye escenarios y -en algunos casos- prepárate muy bien para el juego de posiciones, concesiones, reductos, tratos parciales e intercambios, siempre respetando tus límites y márgenes de operación. Evita caer en emboscadas, fuego cruzado o la manipulación.

4.) Recursos tácticos. No olvides afinar tus recursos verbales y no verbales. La voz, los argumentos, las frases correctas y puntuales. Los gestos, las posiciones, las distancias y los movimientos también importan. Descifra y disecciona los argumentos, las objeciones, las propuestas que te hagan. Revisa la seriedad y formalidad, profundidad y estructura de las articulaciones.

Muéstrate asertivo, seguro, determinado, tenaz y firme, pero al mismo tiempo, de accesible, cordial, abierto. No titubees en usar las tácticas persuasivas pero convincentes; la influencia, la psicología y hasta las pausas. Estudia las de tus contrapartes, analiza su comportamiento, mantente al pendiente del contexto y el escenario.

Negociar implica no evadir, sino redirigir; enfocarse en los puntos clave y sobre todo no perderse en discusiones inútiles. No te desgastes en los puntos simples, concéntrate en el resultado global.

Considera siempre que los ataques, las exageraciones y las mentiras pueden ser respondidas en igual o mayor medida.

5.) El manejo del tiempo. Este es un factor clave, todos estamos sujetos a plazos, periodos, ventanas de oportunidad. Las condiciones del mercado, el contexto político y los movimientos sociales viven etapas, inercias, tendencias, saber cuándo aprovecharlos es determinante para construir un buen arreglo.

Analiza tus ritmos, considera las ventajas o desventajas que te ofrecen. Garantiza el cumplimiento de los términos y no te dejes acorralar por la secuencia de actividades. La ansiedad, la presión excesiva o la urgencia no son buenos consejeros, asegúrate entonces de llegar a la mesa en el mejor momento.

Prepara siempre los planes alternativos, busca permanentemente nuevos mercados, mejores proveedores, accede a tecnologías, innovación o talento creciente.

 

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