Los malos jefes no son solo una molestia en el lugar de trabajo. Los líderes con un comportamiento manipulador, pasivo-agresivo, que asumen crédito ajeno y son excesivamente críticos pueden desembocar en acoso, insatisfacción laboral, angustia psicológica y depresión entre los empleados según un conjunto de estudios recientes de la Universidad de Manchester (Reino Unido) realizado a más de 1.200 personas. Si está luchando con los efectos de la personalidad tóxica de su jefe, no está solo. Según un examen mental de Mental Health Americarealizado a más de 17.000 empleados en 19 industrias, el 64% de los empleados no sienten que su jefe les brinde el apoyo adecuado y otra encuesta encontró que el 44% de los empleados han dejado un trabajo debido a un mal jefe.

Si bien hay muchas maneras de ser un mal jefe, uno de los más difíciles de enfrentar para los empleados es el de la agresión pasiva. Hay muchos tipos diferentes de comportamiento pasivo-agresivo. Algunos gerentes pueden limitar el acceso a la información necesaria o ser excesivamente controladores. Otros pueden enfrentarse a los empleados entre sí, darle la espalda cuando los decepcionan o ser crónicamente indecisos. Informar a un líder de este tipo puede costarle mucho a usted tanto dentro como fuera del trabajo. Sin embargo, las limitaciones de su jefe no deben dictar completamente el grado en que puede contribuir y prosperar en su trabajo. Aquí hay tres estrategias para cuidar su propia salud emocional y psicológica, incluso cuando tiene un jefe que puede no estar cuidando la suya.

Anticípese y prepárese. Un ejecutivo con el que trabajé reportaba al responsable de América del Norte, que jugaba el juego “sé un secreto”, aludiendo a cosas que tenía el privilegio de saber y que mi cliente desconocía. Como es el caso con la mayoría de las personas pasivo-agresivas, esta fue una forma elaborada de evasión del conflicto directo. En lugar de estar abiertamente en desacuerdo, decía cosas como: “Bueno, puedo entender por qué ves las cosas de esa manera, pero hay más factores que considerar que no conoces desde tu posición”. Cuando mi cliente preguntaba cuáles eran esos factores, su jefe decía cosas como: “No tengo la libertad para compartirlos en este momento”. Esto no dejó a mi cliente otra alternativa que aceptar las preferencias de su jefe en cualquier decisión dada. Entrené a mi cliente para preguntar desde el principio: “¿Tengo toda la información que necesito para tomar esta decisión o hay información que usted tiene que podría cambiar mis opciones?”. Esta pregunta forzó al jefe a ser dueño de la decisión desde el principio o a liberar a mi cliente de tomar la decisión. En lugar de sentirse descuidado, limite la capacidad de su jefe para tomar decisiones pasivo-agresivas en momentos críticos mediante el establecimiento de parámetros y la clarificación de las expectativas antes de esos momentos.

No se rebaje a su nivel. Cuando su jefe emplea un comportamiento pasivo-agresivo, es probable que usted se sienta tentando de responderle de igual manera. Si pregunta acerca de su rechazo obvio y le contesta así: “No, no pasa nada, no sé lo que quiere decir”, es probable que al menos haya hecho que considere la idea de que es maleducado y sin emociones. Sin embargo, eso no funciona. Del mismo modo, si siente que su jefe se ha atribuido un mérito indebido por su trabajo, no muerda el anzuelo yendo de un lado a otro de la oficina para dejarles saber a los demás que usted es realmente quien se lo merece. Lo más probable es que ya lo sepan. Obtiene mucho más respeto siendo mejor persona que él.

Existen varios problemas si se rebaja al nivel de la agresión pasiva. En primer lugar, solo refuerza el comportamiento de su jefe legitimándolo. Una vez que se ha rebajado a su nivel, se ha confabulado al crear un contrato tácito para la forma en trata de manejar el conflicto y tratar de usar un enfoque más directo y maduro más tarde se vuelve extremadamente difícil. En segundo lugar, es probable que contradiga sus propios valores al comportarse de una forma que claramente no respeta. No suponga que su jefe es consciente de su comportamiento y que incluso lo hace de manera intencional. A menudo, la agresividad pasiva es una respuesta inconsciente a la ansiedad o ante una amenaza percibida. En su esencia, estos jefes tienden a ser solitarios, profundamente inseguros y perpetuamente ansiosos. Siempre que pueda, adopte una actitud compasiva en lugar de enfadarse con ellos.

Acérquese al problema de forma respetuosa. Enfrentar directamente a un jefe pasivo-agresivo está plagado de riesgos. Está desafiando directamente a alguien que ha dejado claro que no quiere ser directo y que tiene un poder desproporcionado sobre su vida. Vi esto claramente cuando una líder harta le dijo a su jefe: “No piense ni por un minuto que no veo lo que está haciendo. Sé con certeza que no se olvidó de la reunión porque vi que lo anotaba. Su basura pasivo-agresiva no nos engaña”. Quienes escucharon su confrontación le chocaron los cinco por haberse plantado. Sin embargo, una semana después la despidieron. Existen formas efectivas de plantear sus inquietudes sin desencadenar el comportamiento que está tratando de eliminar. Si bien puede parecer desequilibrado, hacer un esfuerzo adicional para que su jefe se sienta seguro con la relación puede tener beneficios a largo plazo. Aquellos que tienden a emplear un comportamiento pasivo-agresivo tienden a hacerlo menos cuando sienten un mayor grado de confianza hacia los demás, por lo que intentan no ser críticos y prácticos.

Vi que esto se hizo a la perfección cuando otra persona enfrentó a su jefe de esta manera: “He notado en nuestras últimas reuniones que ha hecho comentarios sarcásticos sobre mi trabajo, y no sé si simplemente está siendo gracioso, o si en realidad le preocupa la calidad de mi trabajo. No lo pensé después de la primera vez, pero ahora que ha sucedido un par de veces más, solo quiero verificarlo con usted. Si tiene ideas sobre cómo podría mejorar, me encantaría escucharlas”. Le dio a su jefe el beneficio de la duda. No se centró en sus sentimientos heridos, sino en cómo podría mejorar. Su jefe realmente dio un paso al frente y dijo: “Sí, lo siento, probablemente no debería hacerlo. Sin embargo, ya que lo preguntas…”. Y le dio su opinión constructiva que ella no había considerado.

Puede parecer injusto que tenga que manejar el comportamiento inmaduro de la persona que gana más dinero que usted y que tiene una influencia inmerecida sobre su futuro. Y en cierto nivel, lo es. Sin embargo, debe decidir si su trabajo y su empresa tienen beneficios para su carrera que superan los costes de gestionar a un jefe pasivo-agresivo. Cuando no lo hacen, su mejor opción es contratar a un nuevo jefe.

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