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Un líder jamás debe aceptar una responsabilidad mayor si es que no se siente listo o preparado para afrontar el reto.
En esta ocasión abordaremos las siguientes competencias ideales para un líder:
- Enfoque a resultados. Un líder puede sentir miedo, sobre todo cuando se está enfrentando a importantes retos, sin embargo, su espíritu de líder no le permitirá desviarse de sus objetivos, sólo lo observa como “espectador”, ve en el horizonte su objetivo y en su mente permanece la imagen del triunfo, visualiza a su grupo realizando la tarea exitosa y plenamente.
El liderazgo implica un compromiso total de asumir las responsabilidades de sus actos, de sus decisiones, si en esto fuera débil, fracasaría muy pronto. El líder debe ser muy estable durante las dificultades, crecer constantemente, actualizarse y mantener la tónica emocional necesaria para inyectar motivación a sus seguidores o a su grupo, aunque la situación sea adversa.
Un líder jamás debe aceptar una responsabilidad mayor si es que no se siente listo o preparado para afrontar el reto; debe comprometerse a pagar el precio necesario para lograr el éxito.
- Visión. Un líder con competencias estratégicas, en primer lugar, debe estar convencido de la visión de la organización y, en segundo lugar, es muy importante que tenga una perspectiva a futuro que le permita anticipar fenómenos que favorezcan positiva o negativamente a la empresa para formular acciones específicas relacionadas con ello.
El líder visualiza el futuro, se lo imagina, es analítico y evalúa todas sus fuerzas y recursos antes de lanzarse a un nuevo proyecto, programa o conquista.
Es necesario que cuente con el tiempo suficiente para reflexionar y planear, sintetizar y evaluar, medir los riesgos y las consecuencias, buscar todas y cada una de las alternativas para los problemas que enfrenta.
Si logramos tener líderes que trabajen en consonancia con la visión organizacional y que, además, tengan habilidades para considerar aspectos a futuro –cuestión directamente vinculada con la innovación, la creación de valor- esto redituará, sin lugar a dudas, en el logro de los objetivos estratégicos que nos hemos planteado.
- Manejo del poder. El líder tiene a su cargo un conjunto de personas y de manera continua toma decisiones importantes para la organización. El poder que supone estos dos aspectos tiene que saberlo manejar adecuadamente.
En la interacción cotidiana con las personas a su cargo y en los retos que enfrenta o problemas que resuelve es indispensable que funja un papel de guía más que de dictador de órdenes. El líder desarrollado se vuelve un guía, un maestro. 
En última instancia, el líder logra generar más líderes que contribuyan al crecimiento de la organización y esto lo logra si maneja de manera positiva el poder con el que cuenta.
En todo momento, un líder no compite, sino que ve y cuida del bienestar de sus seguidores para ofrecerles, llegado el momento, los elementos o herramientas necesarias para su crecimiento. Tiene que hacer respetar los valores de las reglas y políticas, y hacer valer la disciplina (no por imposición, sino por convencimiento) y el respeto a los principios que unen al grupo.
¿Cómo son los líderes de su organización? Si usted es uno de ellos, le invitamos a adoptar estas competencias, haga la prueba.

 

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