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Miguel Ángel Pla – Presidente y Director General – MPC
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Teléfono: (81) 83784710

Esto de “pensar” es como una pieza de software. Es como un programa de computadora que maneja todo lo que hacemos y dicta los resultados que obtenemos.

Cualesquiera que sean las normas y las formas de conducta que se codifiquen y se refuercen, ellas son las que deciden lo que va a suceder después, de hecho, lo que es posible.
Los esquemas de pensamiento que prevalezcan en un equipo o en una organización, sus normas y sistemas de creencias son los que van a definir lo que es y lo que hace.

Es frecuente que los líderes de las industrias pasen por alto el impacto de las innovaciones o la tecnología, ya que la inversión en las innovaciones no se ajusta a sus modelos y métricas existentes.
Si la manera de pensar es “solo podemos hacer cosas que satisfagan estos índices” o “produzcan este nivel de ganancias” se pasan por alto o se eliminan muchas innovaciones prometedoras porque no pueden satisfacer las normas existentes.

La manera de pensar de la organización, y las prácticas y los sistemas que refuerzan estas creencias básicas, se vuelven tan rígidos y sistematizados que cualquier idea nueva es rechazada de inmediato y las narraciones alternas son desechadas.

• ¿Qué sucedería si una organización animara a su gente a pensar de una manera distinta?
• ¿Qué pasaría si también hubiera una forma de incorporar otras maneras de pensar a sus rutinas diarias?
Este modo de pensar produce su propio tipo de optimismo: es el estilo de pensamiento de: “se puede hacer” contra el de “no se puede hacer”.

Ocuparse de esta clase de límites en el pensamiento, la línea entre lo que es posible y lo que no, define totalmente la clase de liderazgo a la que me estoy refiriendo.
Recuerde entonces que lo que usted crea y lo que permite es lo que recibe como líder en especial la manera de pensar…

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Ciertas veces aun después de haber gastado toda esa energía, las formas en que las diferentes personas funcionan tanto en equipos como individualmente, afectan de manera negativa los resultados.

Con demasiada frecuencia estas cuestiones consideradas como “ligeras” se convierten en esquemas arraigados que determinan el aspecto que adquiere la empresa misma y la forma en que funciona.
Las debilidades personales y una dinámica interpersonal pobre pueden eclipsar los puntos fuertes; toda la inteligencia y todas las habilidades individuales de los miembros de equipo no producen los resultados que usted desea.

Tal vez se han perdido oportunidades, incluso cuando utiliza más tiempo y energía en un esfuerzo por intentar hacer que la gente siga en la dirección correcta.

Quizás usted puede identificar ciertos problemas en los cuales su equipo de trabajo se ve estancado…

•Los resultados son inferiores a los que debería estar produciendo la combinación de los talentos de todos.

•Los pensamientos y actitudes negativas echan raíces; las personas dan la impresión de ser “víctimas” de la economía.

•Ciertas personas tienen demasiado poder en un equipo o en un departamento lo cual permite que la disfunción se infiltre al resto.

•La velocidad de actuación se ve paralizada y ausente mientras que los planes y decisiones se retrasan.

•La cultura tolera la mediocridad o incluso una actuación pobre.

•Las personas de su equipo no están del todo enfocadas en lo que hacen.

•La costumbre de echarse mutuamente la culpa reemplaza una manera saludable de resolver problemas.

•La comunicación se produce en “la reunión después de la reunión” en lugar de producirlo frente a todo el equipo.

•No se ejerce en realidad una buena rendición de cuentas aunque el personal tenga “jefes”
•Los “atrasos” se han convertido en la norma.

•La celebración de los triunfos ya no se ve tan frecuente como solía ser.

•La empresa se siente dispersa en lugar de que sea una trayectoria centrada y ascendente.

•La organización tiene un aspecto de un alocado rompecabezas con faltas de cohesión y resultados desiguales.

¿Se ha detenido a analizar a la empresa en su totalidad?
¿Alguno de estos puntos le han sonado familiares?

No hay de qué preocuparse, las frustraciones descritas se producen con frecuencia incluso en el caso de personas talentosas y organizaciones de alto rendimiento pero es muy importante el observar cada una de ellas para poner una pausa en los instrumentos que ya no se requieren más y comenzar realizar nuevos planes y nuevas estrategias para obtener resultados enriquecedores.

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La creación de conexiones es otra forma de establecer límites. Usted está fijando un límite positivo, una estructura destinada a crear unidad.
Recuerde que lo que usted recibe es lo que crea y también lo que permite. Por lo tanto es recomendable que cree conexiones y no permita las desconexiones.
Las ciencias neurológicas nos dicen que ciertas clases de interacciones emocionales y relacionales crean conexión y unidad, basadas en los esquemas de funcionamiento del cerebro.

Aquí mencionamos algunos de los elementos que pueden ser de mucha ayuda para crear la unidad y conexión.

• Propósito compartido: La unidad crece cuando las personas se reúnen alrededor de un propósito o una meta común. El hecho de tener un objetivo específico o una agenda común a todos, crea lazos entre los participantes.

• Una conciencia común: Muchas organizaciones sufren de una conciencia dividida en compartimentos. La persona que trabaja con usted piensa más o menos así: “Para conectarme con usted, necesito estar consciente de su persona y de aquello a lo que se está enfrentando, y usted necesita estarlo también con respecto a mí”. Es decir; los dos necesitan conocer y experimentar juntos aquello por lo que estamos pasando. Asegúrese de establecer en su equipo y la entidad mayor el escenario que permita que la gente esté consciente de lo que les está sucediendo a la organización; cuando las personas se sienten ajenas a algo siembran la semilla de la desconexión.

• Pistas no verbales: Si en su condición de líder realmente está en sintonía con su equipo habrá u nivel de conexión sumamente especial y mucho mejor que si está diciendo una cosa mientras que su lenguaje corporal o facial indican otra. Esto implica que usted escuche y participe activamente tanto con el cuerpo como el cerebro.

• La colaboración: Si su equipo se va a reunir significa que necesitan estar del todo presentes y no solo juntos en la misma sala para poder crear las conexiones. El punto es crear un clima en donde se compartan y se resuelvan problemas por medio del compromiso mutuo; los cerebros de los integrantes necesitan trabajar realmente unidos y no solo para informarse unos a otros.

• Narraciones coherentes y relevantes: Las ciencias del conocimiento nos dice que al cerebro humano le gusta organizar experiencias bajo la forma de un relato. Mientras más atención le preste usted a la tarea de mantener vivas las narraciones relevantes, más conexiones creará. Deles lugar a las personas para que vean en qué parte de la historia se encuentran.

• Resolución de conflictos: Claro que existen momentos duros en las cuales las personas sienten dolor, temor, aflicción o ira. Por lo tanto, para crear unidad, algunas veces tenemos que ir directo a las cosas difíciles, aquellas que tienen a la gente realmente molesta. Lo que mucha gente no sabe es que al otro lado del conflicto hay una gran cantidad de cosas buenas; a veces es útil que haya facilitadores, e incluso muchas veces resulta necesario).

• La regulación de las emociones: Todos en algún momento hemos pasado por estados emocionales muy difíciles pero por fortuna no hemos tenido que permanecer en ellos. Las conexiones con otros seres humanos nos pueden proporcionar una manera de regularnos a nosotros mismos, nos calman y nos pueden ayudar a contener ciertas reacciones emocionales.

• Reflexión emocional: Se trata de una observación; un enfoque en el aquí y en el ahora y se produce cuando las personas se sienten capaces de expresar su vulnerabilidad en un momento dado. Crea una conciencia de grupo que lleva a una franqueza mejor y engendra una conexión mayor.

• La reparación de las emociones: Es una de las cosas más importantes que tienen lugar en las buenas relaciones. En las buenas relaciones donde las conexiones son profundas no tienen por qué tener como efecto secundario un daño de larga duración. Busque la reparación y, cuando sea necesario, haga incluso que su equipo hable sobre la forma en la que a ellos les gustaría llevarla a cabo.

• Saber escuchar: Sea el constructor más importante de las conexiones. Los líderes tienen la fama de no saber escuchar y son culpables de dar una respuesta antes de comprender. La necesidad más profunda de las personas es que las conozcan y comprendan antes de poderse unir a alguien o dejarse dirigir por él. El equipo quiere sentir que el líder los comprende. Escuchar es el ingrediente que hace que funcione todo el resto de las cosas.

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El cerebro no puede funcionar sin que las funciones ejecutivas estén en su sitio, tampoco puede funcionar si se está ahogando en las hormonas producidas por el estrés del trabajo. La realidad científica es que su gente piensa mejor cuando no está estresada, temerosa o deprimida.

Son muchos los líderes que no se preocupan demasiado por crear un clima emocional positivo para su gente y como resultado de su manera de llevar las cosas provocan estrés, temor y en ocasiones depresión.

Usted podría estar haciendo una gran cantidad de cosas pequeñas en las cuales este dañando a alguno de sus empleados, ninguna de ellos intolerable ni drástica pero aun así pudiera estar causando un efecto negativo.

El líder tiene un peso psicológico y emocional mucho mayor de lo que piensa. Las personas quieren complacer a sus líderes; no desean quedar mal con usted.
Cuando recibimos un comentario agresivo o humillante en el cerebro se produce un cambio; la descripción más común de los investigadores acerca de esto es como si un interruptor desconectara el cerebro superior para dar paso al inferior.

En el cerebro superior es donde operan las capacidades cognoscitivas como la lógica, el juicio, la razón, la creatividad, la resolución de problemas; en él están todas las cosas buenas que crean un alto rendimiento. De allí es de donde usted querría ver salir las decisiones de su personal.
En el cerebro inferior no se produce mucho de lo mencionado lo cual llamamos “pensamiento” Esta parte solamente decida “pelear o huir” y es aquí a donde manda la conducta instintiva.

En el síndrome de “pelear o huir” se liberan en el cerebro un conjunto de hormonas del estrés que esencialmente paralizan todas las funciones que nos hacen inteligentes, a fin de activar en su lugar otra parte del cerebro diseñada solo para responder y actuar ante el peligro.

Esto puede facilitar la explicación de muchas formas de conducta que debe haber visto con alguien anteriormente; la persona se pone a la defensiva y existe la posibilidad de que haga cosas por algún impulso.

Una de las mejores preguntas que nos podemos hacer a nosotros mismos es:
¿Qué clase de energía y humor estoy fomentando?
¿Qué clase de experiencia estoy introduciendo a mi equipo?

Existen dos impulsos humanos, la conexión y la agresión. Veamos la agresión en el buen sentido es decir; al tener iniciativa y energía canalizándola al servicio de las metas. El líder que es integrado hace ambas cosas al mismo tiempo y de una manera tal que una de ellas afecte a la otra.

El problema en el liderazgo es cuando damos una y nos falta la otra; estimamos a las personas pero no les estamos dando los límites que las pueden llevar a logros agresivos; cosas como estructuras, metas y medidas de responsabilidad… es ahí en donde les estamos fallando.

Mejore su empatía: La empatía constituye la habilidad humana más básica en cuanto a las relaciones, lograr tener la capacidad de interpretar cómo se siente el otro.

Cuándo necesite hablar con algún integrante del equipo analice y piense: ¿Cómo me sentiría yo si recibiera este mensaje? Sea firme en cuanto al asunto pero amable con la persona. Al ser líder tiene que preocuparse por lo que pasa en su propia mente pero también centrarse en lo que pasa por la mente de las personas que trabajen para usted.

Podemos ver el temor como motivador positivo es decir;
El temor a no alcanzar las metas, el temor a perder su participación, el temor a perder un cliente o incluso el trabajo. Ame el temor; pues eso le va a salvar la vida. Acéptelo, búsquelo y propáguelo pero de buena manera.

El estrés bueno empuja a las personas a hacer grandes cosas, mayores que si sus acciones no tuvieran consecuencia alguna ya sea positiva o negativa.
Entonces queda claro que cuando somos capaces de pensar acerca de nuestra manera de actuar y razonar logramos estar más capacitados para ir más allá de nuestras viejas formas de operar con el fin de establecer nuevos esquemas.

He aquí la clave de este tema: “El acto de que presten atención a lo que necesitan hacer de una manera diferente y mejor… la próxima vez no podrá producirse si se tiene miedo a lo que le puedan hacer en el presente.

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Este blog se ocupa del modo en que las personas se relacionan entre sí, el cómo se ven a sí mismas y cómo viven los demás por su parte. Las personas mantienen una visión privada de la eficacia personal cuando llega el momento de tomar la iniciativa, compilar información, defender puntos de vista y ofrecer/recibir críticas etc.

La teoría de Grid sobre liderazgo suministra un modelo de estilos de conducta, estilos que están presentes en cualquier lugar en el cual la gente trabaja conjuntamente en pos de un objetivo común.

Las personas por naturaleza protegen y enfatizan sus propias características positivas al tiempo que pasan por alto o prestan menos atención a las negativas aunque sus puntos de vista distorsionen un poco la realidad. Las personas evalúan sus propias acciones basándose en lo que intentan lograr. La racionalización protege esa imagen propia.

Una manera eficaz de comenzar a cerrar la brecha entre las intenciones y las acciones es el debate, la aclaración y la definición de actitudes con respecto a cuál parece ser una conducta sólida para llevar a cabo las interacciones cotidianas.

¿Cuál es la dinámica eficaz para el trabajo en equipo? Aquí te presento algunos:

Recursos R1: Son esencialmente la “materia prima” disponible para cualquier esfuerzo en equipo. Se define como “recursos humanos” tales como las habilidades personales, la educación, los conocimientos, experiencias, el entusiasmo, la confianza entre otras. Esto puede verse afectado por los recursos “rígidos” como el tiempo, dinero, los equipos, carga laboral y los temas ergonómicos. Una empresa puede contratar y pagar precios de primera y tener individuos talentosos pero si estos individuos se enfrentan a trabas con respecto a la calidad de los recursos “rígidos” su resultado será de menor calidad.

 

Relaciones R2: Representan la manera en la cual las personas trabajan y colaboran juntas para obtener y lograr resultados, esto caracteriza el compromiso individual, cuan eficazmente trabajan del equipo y la manera en la que los recursos de R1 se traducen en resultados tangibles.

 

Resultados R3: Los resultados representan lo que produce una actividad, ya sea un producto, un servicio o una idea. Estos pueden verse desde muchos ángulos: productividad moral, compromiso, beneficios, menos rotación del personal, crecimiento de la empresa. Éste es el terreno en donde se pone a prueba la culminación de los recursos R1 y las relaciones R2. La calidad de los resultados R3 define cuan eficazmente se han combinado los recursos y relaciones.

Es necesario mencionar: Cuando las personas reflexionan sobre si mismas tienen en cuenta sus intenciones, pero cuando otros les analizan solo pueden ver sus conductas sin las causas subyacentes, pudiera ser un buen momento para analizar la estrategia mencionada y llevarla a cabo ya sea para el desempeño de una empresa o para crecimiento personal.

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En cualquier organización la gente constituye los recursos individuales. Simplificar lo complejo da como resultado la ventaja positiva de la energía personal.  Es por eso que existe la conciencia de las tres dinámicas y está confirmada de la siguiente forma: la gente, el poder y las relaciones.

Al obtener esto se logra equipar a las personas con las habilidades que se requieren para usar en los momentos centrales cuando se necesita mostrar fortaleza y el compromiso en los equipos en los cuales se maximiza y libera energía en lugar de restringirla y desperdiciarla.

LA GENTE

Si la gente conoce y acepta sus fortalezas y áreas de oportunidad pueden vivir la vida plena y podrá ver a los demás con la misma sinceridad, de lo contrario si no son objetivos y honestos consigo mismos también verán la vida algo distorsionada. El primer paso para lograr la comprensión realista de los demás es comprenderse a uno mismo.

EL PODER

El poder es la dinámica dominante del planeta aunque la palabra poder tiene mucha carga emocional que evoca diversos conceptos e imágenes en la mente de la gente, muchas de ellas negativas y se debe al “abuso común” del poder pero cabe recordar que también se puede utilizar con justicia y eficacia.  ¿Cuál es el esquema según el cual interactúan los individuos? ¿Las relaciones se caracterizan por el control o por la libertad? ¿Saludable o codependiente? Las relaciones basadas en la confianza, respeto y libertad son más productivas y resistentes ya que la gente recibe con agrado la oportunidad de aportar sus recursos con regularidad.

LAS RELACIONES

Los momentos de la verdad en las organizaciones se describieron antes como una clase de libertad y control, lo lógico y lo emocional. Ambas dimensiones son esenciales para toda interacción humana satisfactoria. La estructura y el apoyo de una relación permite a las personas negociar conjuntamente. El ser capaces de debatir francamente las preocupaciones y aspiraciones con los colaboradores es el método real para seguir desarrollando la confianza y el respeto mutuo, todo esto llega a formar un ciclo en el que se refuerza a sí mismo el desarrollo de las relaciones y permite que los equipos logren la sinergia mediante la delegación de poder a sus miembros para que exploren y maximicen los recursos con una visión de equipo para lograr resultados más ambiciosos.

Estas 3 dinámicas funcionan como la estrategia de Grid para el cambio y desarrollo que radica en el aprendizaje de cómo manejar a la gente, el poder y las relaciones de una manera eficaz en la vida de una organización de manera que los valores de la corporación se refuercen de una manera permanente.

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Cuando absolutamente toda la gente de la organización se involucra en el aprendizaje y a su misma vez la práctica de valores y nuevas estrategias a niveles propios que les son relevantes, puede producirse un desarrollo significativo de liderazgo, el crecimiento de la organización y por supuesto el cambio.

La estrategia perfecta debe abarcar las tres dinámicas esenciales de la vida organizacional :

  1. Comprenderse a uno mismo y a los demás
  2. Comprender cómo entablar y promover relaciones sólidas
  3. Comprender como usar el poder con eficacia.

Una vez que todo el equipo comprenda la dinámica se empieza a desarrollar el liderazgo en todos los niveles de la organización, no sólo en la cúpula. El compromiso, la iniciativa, la creatividad y la innovación se pueden desarrollar de muchas maneras distintas en forma de trabajo en equipo.

Todos tenemos una opinión sobre el liderazgo de otras personas y según nuestras circunstancias defendemos con mucha pasión lo que pensamos o sentimos.

Aunque hayan pasado siglos de indagar sobre el tema todavía no hay un consenso universal sobre que es lo que sí funciona y lo que no. Dado que, lo que funciona para una persona en un conjunto de circunstancias no funciona para la otra ya que se encuentran en contextos y circunstancias totalmente distintas.

El liderazgo radica en cada individuo, en algún momento de nuestra vida todos hemos sido líderes, esto radica en el núcleo de la inteligencia emocional que tiene cada ser humano.

Los líderes tienen poder personal real es decir, son aquéllos con quienes otros cuentan diariamente porque se puede confiar en el logro de sus resultados, son aquellos que los demás recurren cuando surgen problemas, confusiones o simplemente cuando necesitan compartir una idea creativa.

¡El verdadero trabajo en equipo SÍ funciona! Solo si la visión más nueva del liderazgo y el poder es que ambos existen en virtualmente todos los niveles de la organización y que las personas son capaces de expresarse con rapidez cuando la necesidad se presenta. El cambio fundamental que se requiere es desde el control hacia la libertad con responsabilidad.

Puede resultar útil volver nuestra atención hacia algunos de los mitos recurrentes que, en nuestra opinión, disminuyen mucho de aquello que se toma como educación para la administración, y, a la vez, tienden a desestimular a líderes potenciales de “hacerse cargo” de su organización, Estos mitos incluyen los siguientes:
1.El liderazgo es una destreza rara.
Nada puede estar más aleja- do de la verdad. Aunque los grandes líderes pueden ser tan escasos como los grandes atletas, actores o grandes pintores, toda persona tiene un potencial de liderazgo de la misma manera que tiene un potencial para el deporte, la actuación o la pintura.
Aunque parece existir una gran escasez de líderes hoy día, particularmente en altos cargos políticos, hay literalmente millones de roles de liderazgo en todo el país, y muchos de ellos se están desempeñando en forma más que adecuada.
Más importante aún, una persona puede ser líder de una organización y desempeñar un rol muy corriente en otra. Conocemos aun profesor universitario que es general del cuerpo de reserva del ejército de los Estados Unidos, y a un empleado de J.C. Penney, quien es el poderoso líder de un grupo religioso. Conocemos a un conductor de taxi que es el director de un grupo no profesional de teatro, y a un vendedor de cerveza jubilado que es alcalde de una ciudad intermedia.
La verdad es que las oportunidades de liderazgo son muchas y que están al alcance de la mayor parte de la gente.
2.Los líderes nacen, no se hacen.
En las biografías de los grandes líderes, algunas veces aparecen ellos como si hubiesen llegado al mundo con una dotación genética extraordinaria, como si de algún modo su futuro rol de líder estuviera predestinado. Esto no debe creerse. La verdad es que las capacidades y destrezas principales del liderazgo pueden aprenderse, y que todos somos educables, al me- nos si existe el deseo básico de aprender y no sufrimos de dificultades serias de aprendizaje. Además, cualquiera que sea la dotación natural que aportemos al rol de liderazgo, puede ser mejorada; la nutrición es mucho más importante que la vocación para determinar quién llega a ser un líder exitoso. Esto no quiere decir que sea fácil aprender a ser líder. No hay una fórmula simple, ni una ciencia rigurosa, ni un recetario que inexorablemente conduzca al liderazgo exitoso. Por el contrario, es un proceso profundamente humano, lleno de ensayo y de error, triunfos y derrotas, oportunidad y accidente, intuición y percepción. Aprender a ser líder es algo así como aprender a ser padre o amante; la niñez y la adolescencia proporcionan los valores básicos y los modelos de rol. Los libros pueden ayudar a entender lo que está sucediendo, pero para quienes están listos, la mayor parte del aprendizaje se hace mediante la experiencia misma. Como dijo uno de nuestros líderes en relación con este punto de su propio desarrollo de liderazgo: “No es fácil aprender a dirigir; es algo así como aprender a tocar el violín en público”.

3.Los líderes son carismáticos.
Algunos lo son, la mayoría. Entre los noventa había pocos —poquísimos— que probablemente correspondían a nuestras fantasías de “inspiración divina”, esa “gracia en situaciones de tensión” que normalmente asociamos con J. F. K., o la cautivante capacidad de persuadir por la cual recordamos a Churchill. Nuestros líderes eran “sumamente humanos”; eran bajitos o altos, tenían facilidad para la palabra o no la tenían, vestían de modo que se reflejase el éxito o no lo hacían, y, en cuanto a su apariencia física, personalidad o estilo, prácticamente no había nada que los diferenciase de los seguidores. Tenemos la idea de que la cosa funciona en sentido opuesto; es decir, el carisma es el resultado del liderazgo eficiente, y no al revés; y quienes se desempeñan bien reciben cierta cantidad de respeto, e incluso temor reverencial, de sus seguidores, lo que incrementa el vínculo de atracción entre ellos.
4.El liderazgo solo existe en la cima de la organización.
Es posible que sin querer hayamos caído en este mito por haber centrado nuestra atención exclusivamente en el liderazgo superior.
Pero esto es evidentemente falso. En efecto, cuanto mayor sea la organización, más probabilidades tiene de más roles de liderazgo. General Motors tiene disponibles miles de roles de liderazgo para sus empleados, y MCI tiene centenares de ellos. En realidad, actualmente muchas grandes corporaciones están creando muchos más roles de liderazgo, gracias a la tendencia a facilitar el seguimiento de empresarios dentro de la organización, mediante la creación de pequeñas unidades empresariales dentro de una empresa con libertad y flexibilidad para funcionar prácticamente como un pequeño negocio independiente.
William Kieschnick, CEO de ARCO, nos dijo que uno de los problemas mayores que tenía era infundir en su corporación multimillonaria “un espíritu empresarial.., lo que quiere decir que necesitamos liderazgo en cada unidad, en cada nivel —y creo que lo estamos logrando”. A medida que las organizaciones aprendan más sobre este tema, con toda certeza habrá una multiplicación de los roles de liderazgo que serán asequibles a sus empleados.
5. El líder controla, dirige, empuja, maneja.
Quizás este sea el más perjudicial de todos los mitos. Tal como lo hemos resaltado con monótona regularidad, el liderazgo no es tanto el ejercicio del poder por sí mismo como la habilitación de otros. Los líderes son capaces de traducir intenciones en realidad alineando las energías de la organización tras un objetivo atractivo. Es Carlo Maria Giulini, director de la orquesta filarmónica de Los Ángeles, quien sostiene que “lo que más importa es el contacto humano, pues el gran misterio de hacer música requiere amistad verdadera entre aquellos que trabajan juntos”.
Es lrwin Federman, presidente de Monolithic Memortes, quien cree que “la esencia del liderazgo es la capacidad de construir y de desarrollar la auto-estima de los trabajadores”. Es William Hewitt, quien se hizo cargo de John Deere and Company a mediados del decenio de los 50, cuando era una firma productora de maquinarias e implementos agrícolas, adormilada, y la convirtió en un líder mundial, porque, como dijo un empleado, “Hewitt nos hizo aprender cuán buenos éramos”.

Estos líderes dirigían más bien halando que empujando; inspirando, que ordenando; creando expectativas alcanzables aunque retadoras, y recompensando el progreso hacia esos objetivos más bien que manipulando; habilitando a las personas para que usaran sus propias iniciativas y sus experiencias, más que negándoles o constriñéndoles sus experiencias y acciones.
Una vez despejados estos mitos, la cuestión no es cómo llegar a ser líder, sino más bien cómo mejorar la propia eficiencia en el liderazgo —cómo “hacerse cargo” del liderazgo en una organización. Mientras estas lecciones tomadas de algunos de los grandes líderes de los Estados Unidos pueden ayudar a reenfocar la educación para la administración —y tenemos la esperanza de que ello se produzca— siguiendo las pautas su geridas aquí, es igualmente importante que la organización modifique su arquitectura social para estimular y desarrollar el estilo de liderazgo transformativo que hemos estado definiendo.
Todos tenemos miedo —por nuestra confianza, por nuestro futuro, por el mundo—. Esta es la naturaleza de la imaginación humana Sin embargo, cada hombre, cada civilización, ha avanzado en razón de su compromiso con aquello que se ha propuesto alcanzar. El compromiso personal de un hombre con su destreza, el compromiso intelectual y el compromiso emocional que trabajan como uno solo, han hecho posible el ascenso del hombre.
Jacob Bronowski El ascenso del hombre, 1973 Cuando les preguntamos a nuestros noventa líderes sobre las cualidades necesarias para manejar sus organizaciones, nunca mencionaron el carisma, ni trajearse para el éxito, ni la administración del tiempo, ni ninguna de las otras recetas fáciles que según la literatura popular conducen al éxito.
Bien por el contrario, hablaron de persistencia y autoconocimiento; de la voluntad de correr riesgos y de aceptar las pérdidas; del compromiso, de la coherencia y del desafío. Pero por encima de todo, hablaron de aprendizaje.
Los líderes son aprendices perfectos, algunos son lectores infatigables, como Franklin Murphey, CEO de Los Ángeles Times, cuya preocupación por los libros comenzó muy pronto con un padre a quien describía como “un gran amante y coleccionista de libros”.
Muchos aprenden principalmente de otras personas. Este es el estilo de Don Gevirtz, presidente de Foothill Group, quien se rodea de políticos y académicos, y Jerry Neely, jefe de Smith International, quien pasa buena parte de su tiempo con los clientes. Casi todos los líderes tienen una capacidad superior para aprender de la experiencia. La mayoría pudo detectar un reducido número de mentores y experiencias clave que moldearon poderosamente su filosofía, su personalidad, sus aspiraciones y su estilo de actuar. Y todos ellos se consideraban como “estirando”, “creciendo” y “abriendo nuevos surcos”.
El aprendizaje es el combustible esencial para el líder, la fuente de su energía de alto octanaje, que conserva el impulso chispeando continuamente nuevos enfoques, nuevas ideas y nuevos desafíos. Bajo las condiciones actuales de cambio rápido y complejidad, esto es absolutamente indispensable. Muy sencillamente, quienes no aprenden no sobreviven como líderes.
¿Pero no aprendemos todos nosotros durante todoel tiempo? ¿Qué es lo especial de los líderes? Nuestras entrevistas suministraron la respuesta. Los líderes han descubierto no solo cómo aprender, sino cómo aprender en un contexto organizacional.
Son capaces de concentrarse en aquello que más le importa a la organización, y utilizar la organización como ambiente de aprendizaje. La mayoría de líderes exitosos lo han hecho desarrollando un conjunto de destrezas que Donald Michael llama “la nueva competencia”, que él define de la siguiente manera:
•Aceptar y compartir la incertidumbre
•Aceptar el error
•Responder al futuro
•Hacerse competente en relaciones interpersonales (por ejemplo, enfrentar valores en conflicto, etc.)
•Adquirir el conocimiento de sí mismo.
Estas destrezas surgieron con frecuencia en el curso de nuestras discusiones. Se nos dijo cómo los líderes aceptan y comparten la incertidumbre en ambientes de fuerzas especiales de trabajo con colegas, cómo utilizan sus equivocaciones como experiencias de aprendizaje, cómo se comprometen en ejercicios de fijación de objetivos para forzar el re-examen de las actuales suposiciones y prioridades, cómo utilizan sus habilidades interpersonales para estimular a otros a unirse en la búsqueda de nuevas ideas, y cómo constantemente aumentan su comprensión de sus propios límites y parcialidades cuando ponen a prueba sus puntos de vista contra los de los colegas y los de expertos externos.
De esta manera los líderes llegan a ser expertos en una clase particular de aprendizaje: aquel que se da en un contexto organizacional. Pero más importante aún —y es el factor que diferencia realmente el aprendizaje del liderazgo de otros tipos de aprendizaje— es el papel del líder en el aprendizaje organizacional, la administración del yo colectivo.

Todo ello ha producido una mutilación gerencial que puede entenderse más cabalmente si se examina el ambiente actual del liderazgo.

Puede resumirse en tres contextos principales: compromiso, complejidad y credibilidad.

Compromiso

No hace mucho, Public Agenda Forum emprendió una encuesta de la fuerza laboral no gerencial de los Estados Unidos, que arrojó los siguientes resultados inquietantes:

Menos de uno de cada cuatro trabajadores dijo que estaba trabajando a plena capacidad.

La mitad dijo que no se esforzaban más delo necesario para seguir conservando el empleo.

Una abrumadora mayoría, 75 por ciento, dijo que podría desempeñarse mejor de lo que lo estaba haciendo.

Cerca de 6 de cada 10 dijeron que “no trabajaban tanto como solían hacerlo”. (Esto podría ser cierto o no, pero así lo consideraban.)

Más inquietante aún, es la posibilidad de que la tendencia a refrenar los esfuerzos en el trabajo está en aumento. Varios observadores señalaron que existe una brecha considerable entre el número de horas pagadas y el número de horas de trabajo efectivo. Existen indicios de que esa brecha va en aumento. Una encuesta de la Universidad de Michigan muestra que la diferencia entre horas pagadas y horas trabajadas creció en un 10 por ciento durante el decenio de los 70.

Se habla de la decadencia de la ética del trabajo, se oye la queja de que no se están preparando suficientes científicos e ingenieros, pero lo que de verdad existe es una brecha de compromiso.

Los líderes no han sabido comunicar a sus seguidores visión, significado y confianza. Han fracasado en habilitarlos. Sea que se consideren organizaciones, entidades del gobierno, instituciones o pequeñas empresas, la clave y el factor crucial requeridos para mejorar los recursos humanos es el liderazgo.

Complejidad

Esta es una era marcada por el cambio rápido y repentino. Los problemas de la organización son cada vez más complejos. Hay demasiadas ironías, dicotomías, dualidades, ambivalencias, paradojas, complicaciones, contradicciones, oposiciones y confusiones que la organización deberá entender y manejar. La lectura del periódico de cualquier día trae sugerencias de esta complejidad desenfrenada. Como ejemplo, veamos los siguientes casos tomados del Wall Street Journal correspondiente a un período de cinco días, a finales de 1983.

 

El ex presidente de la junta directiva del Fondo Monetario Internacional llamó a 50 naciones “soberanas prestatarias” candidatas al desastre.

Travelers Insurance anunció que se dedicaría al negocio de la banca.

Una gran compañía de California anunció que estaba realizando pruebas con sus supervisores para determinar en cuáles dominaba el hemisferio izquierdo y en cuáles el derecho para asignarlos a reuniones separadas.

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