Esta década llegó incitando al desafío. Nuevas reglas, paradigmas que se desvanecen, y retos sin precedentes en la historia vienen delineando el escenario actual que tenemos que enfrentar las empresas.

El cambio llegó para quedarse y en la mayoría de los casos las organizaciones no vemos el manejo de este, como parte de una estrategia vital para consolidar resultados y ser más competitivos. No queremos romper zonas de confort y status quo porque no conocemos como gestionar el cambio de una manera ordenada y profesional. No hay un líder del proceso de cambio, ¡no hay una estrategia estructurada!

Hoy tenemos una gran necesidad de nuevas estrategias no solo enfocadas a los mercados y procesos, sino a la parte humana de los procesos y es aquí donde la mayoría de los problemas de las organizaciones tienen su origen; en las relaciones interpersonales y de equipos o áreas disfuncionales. No hemos sabido atender los cambios para tener una cultura organizacional saludable.

El liderazgo no se vincula solo con capacidades individuales y psicológicas, sino con resultados, es por eso que la fórmula del liderazgo eficaz es: coraje + pasión + habilidades + resultados (quitar= Liderazgo Eficaz.)

No basta con ser una de las mejores empresas para trabajar y ser premiados por eso, es necesario saber administrar el cambio a través de un proceso estructurado, y crear líderes con nuevas competencias ; congruentes, que generen confianza, con objetivos y visión claros e inspiradores, que formen y trabajen en equipos de alto desempeño y sinérgicos, que promuevan el conflicto como base para la sinergia, que manejen la crítica como herramienta sistemática para mejorar, con una comunicación franca y honesta y una toma de decisiones por verdadero consenso.