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Miguel Ángel Pla

Presidente y Director General

direccion@miguelpla.com

Teléfono: (81) 43 00 25

La asertividad es una forma de comunicación que consiste en defender tus derechos, expresar tus opiniones y realizar sugerencias de forma honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás pero sobretodo respetando tus propias necesidades.

Se trata de decir lo que realmente piensas controlando tu mensaje para que no sea demasiado agresivo o frágil.

Y aunque en teoría parezca sencillo, en la práctica no lo es tanto.

Sí, puedes aprender a ser más asertivo

Por fortuna la asertividad es un comportamiento que se puede aprender y mejorar. Se trata de una forma consciente de comunicar tus sentimientos sin dejarte llevar por las emociones, y se sustenta sobre la autoestima y confianza en ti mismo. Y recuerda que la confianza tan sólo puede desarrollarse a través de las experiencias personales, nunca leyendo libros o blogs en casa.

Espero que tampoco creas que ser asertivo solucionará todos tus problemas en la vida, porque no lo hará. Tampoco será apropiado en todas las situaciones porque cada contexto es distinto. Sin embargo, te puedo asegurar que te sentirás más confiado y te comunicarás más efectivamente cuando lo necesites.

Expresar tus verdaderos sentimientos y defender tus derechos puede ser maravillosamente reconfortante. Cuando dices lo que quieres, independientemente de si lo consigues o no, logras vivir de forma más auténtica y feliz.

Te sientes libre.

¿Para qué te servirá ser asertivo?

Ser asertivo sirve para exponer a los demás cuáles son tus verdades deseos y necesidades, y para demostrar dignidad, autoconfianza y respeto por ti mismo.

Lo más interesante es que las peticiones que hagas desde la comunicación asertiva tendrán muchas más probabilidades de tener éxito ya que estarás pidiendo legítimamente que se respete tu punto de vista. Habitualmente te será útil para:

  • Dar tu opinión, hacer una petición o pedir un favor a alguien de forma natural y no como si le estuvieras pidiendo que te perdonase la vida.
  • Expresar tus emociones negativas (quejas, críticas, desacuerdos, etc) y rechazar peticiones sin que los demás se sientan heridos o molestos contigo.
  • Mostrar emociones positivas (alegría, orgullo, agrado, atracción) y hacer cumplidos sin parecer demasiado volátil emocionalmente.
  • Preguntar por qué y sentirte legitimado a cuestionar la autoridad o las tradiciones.
  • Iniciar, continuar, cambiar y terminar conversaciones de forma cómoda y sin la sensación de estar ninguneando o faltando al respeto a nadie.
  • Compartir tus sentimientos, emociones y experiencias con los demás y favorecer que ellos compartan las suyas contigo.
  • Resolver los problemas cotidianos antes de que aparezcan emociones negativascomo la ira y el enfado y la situación se descontrole.

Sin embargo, siendo asertivo no lograrás que la gente te quiera, no se enfade nunca contigo, y que te concedan todo lo que deseas. Por mucha asertividad que uses siempre habrá gente que seguirá dándote un no como respuesta si les pides algo que va en contra de sus intereses o valores.

También habrá quien te pueda malinterpretar y tomarse tu mensaje como un ataque personal. Nada es infalible.

 

Miguel Ángel Pla

Presidente y Director General

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Repite, asocia, vincula a emociones y juega con la novedad

Imagina que pudieras memorizar las cartas de una baraja colocadas aleatoriamente en noventa segundos, o una secuencia de más de cien dígitos en menos de cinco minutos. ¿Imposible? No, Chester Santos ha sido capaz de hacerlo, lo que le ha supuesto, junto a otras pruebas, convertirse en el campeón de memoria en Estados Unidos hace unos años. Y lo que lo ha hecho posible ha sido el entrenamiento, algo que todos en mayor o medida podemos hacer para recordar mejor las cosas según Wendy Suzuki, directora del laboratorio de investigación de Nueva York. Veamos cómo conseguirlo en cuatro fáciles claves.

La primera clave sencilla para mejorar la memoria es la repetición. Seguro que tienes la experiencia de recordar fácilmente un movimiento de baile, de deporte o de conducción cuando lo has repetido un sinfín de veces. El motivo es químico. Hemos generado un nuevo hábito, es decir, un nuevo cableado neuronal, que actúa inconscientemente. Por eso no es de extrañar que sin darte cuenta te hayas dirigido al trabajo en coche cuando realmente querías ir a otro sitio. No es que estés obsesionado, sino que la repetición genera un nuevo surco en la memoria que te juega buenas (o malas) pasadas. Por eso, si quieres aprender algo nuevo, el primer punto es repetir, repetir y armarte de paciencia.

Otra clave para recordar cosas nuevas es la asociación. Según la conferencia TED de Chester Santos, este es su truco cuando memoriza una lista de nombres como, por ejemplo, mono, pesas, casa… En vez de fijarse en la palabra, crea una historia que le ayuda a recordarlo, tipo “el mono está haciendo pesas en una casa…”. La asociación puedes llevarla a tu día a día de muchos otros modos, como a la hora de recordar los nombres de personas que acabas de conocer, algo que, por cierto, solemos olvidar con facilidad según ha demostrado la ciencia (una buena explicación para no sentirnos mal con nosotros mismos). Por ello, el truco es asociar cada nombre a una persona que ya conoces anteriormente. De este modo, cuando te presentan a Juan, por ejemplo, evocas a un amigo tuyo que también se llame así. Si aplicas este pequeño truco, muy posiblemente te resulte más sencillo acordarte de su nombre.

La resonancia emocional es otro de los pegamentos de la memoria. Seguro que recordarás qué estabas haciendo cuando supiste lo del 11S o cuando te dieron una noticia que te sorprendió, o un momento en el que disfrutaste muchísimo. El motivo se debe a la amígdala, la zona del cerebro emocional que tiene la cualidad de registrar sensaciones intensas. Por ello, todo aquello que hayas vivido con intensidad emocional te será más fácil de memorizar, como una asignatura que te gustara mucho en el colegio o la visita que hiciste a algún lugar que te fascinó. Así pues, en la medida en que algo te guste, incluirás emociones y te resultará más fácil memorizarlo.

Y por último, el cuarto truco es la novedad. Lo nuevo atrae a nuestro cerebro y lo recuerda. Esto se debe también a la resonancia emocional que nos despierta. Por ello, resulta más fácil recordar los nombres anteriores del ejemplo de mono, pesas, casas, etc., si la historia que construyes es sorprendente o descabellada. Un mono haciendo pesas no es muy habitual, sin duda. Podríamos decir que a nuestro cerebro le gusta divertirse un poco. Por ello, si utilizas también tu imaginación y creatividad a la hora de escribir las cosas que no quieres que se te olviden, se lo pondrás más fácil a tu memoria. Le es más fácil recordar palabras decoradas o pintadas artísticamente que recogidas en un documento de Excel.

En definitiva, la mayor parte de los mortales deseamos tener mejor memoria. Como dicen los expertos y los científicos, esta puede entrenarse si somos capaces de repetir lo que es nuevo, de asociarlo a conceptos que ya conocemos, de vincularlo a emociones y de jugar con la novedad.

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The concept of diversity is not a static one – or a new one. The word was first used in the twelfth century to mean “difference, oddness, wickedness, perversity.” The origin may help explain the negative perception of diversity that lingers today. Some organizations now avoid the word altogether, using words like “inclusion” instead. By the late nineteenth century, “diversity” had taken on a meaning more consistent with modern political and corporate initiatives. The Oxford English Dictionary defines diversity as “the condition or quality of being diverse, different, or varied; variety, unlikeness.” Even today we must continually reiterate that, contrary to our cousins in the twelfth century, “different” does not have a negative connotation. 

 

In the United States, diversity is big business – and a well-established one. Our understanding and approach to diversity has evolved in several ways – moving from a legal and social justice focus on equal opportunity, affirmative action, and assimilation to a more inclusive, market-driven, and business-directed focus. It is now evolving from a purely domestic focus to a more global one, in which culture has become a key consideration.

 

To more fully understand diversity, it’s important to understand the driving forces behind that diversity focus in the first place. According to Lawrence Baytos, author of Designing and Implementing Successful Diversity Programs, there have been three key drivers for diversity work in the United States – The Three “Ds” – Demographics, Disappointment, and Demands.

 

Demographic changes in both the workforce and the marketplace have resulted in shifts in the talent pool and in markets, according to Baytos. Organizations have been disappointed in traditional methods of using diversity, such as affirmative action. And the demands from employees and for improved performance of the human assets of the organization have all been drivers from the U.S. focus on diversity, he says.

 

Demographics

The first of these, demographic change, has long been a major business driver for focusing on domestic diversity issues in the United States. Two-thirds of the world’s immigrants still go to the United States, and the number of foreign-born U.S. residents is at the highest level in U.S. history, according to the 2000 U.S census statistics.

Demographic change is a business driver outside the United States as well: in the future, most of the growth in the workforce of the world will be in countries with non-Caucasian populations, creating more diverse human resources to choose from and manage a global arena. In fact, reports Carlos Cortés, all the European growth in the past twenty-five years has come from immigration, primarily from Asia and Africa. Around the world, the numbers of women in the workforce will continue to increase, especially in developing countries; the average age of the world’s workforce will rise, especially in developed counties; and education levels will increase globally as the developing world produces a rapidly increasing share of the world’s skilled human capital.

But worldwide labor mobility is not a new phenomenon. Irish stonemasons helped build U.S. canals; Chinese laborers raced against German workers to build North America’s transcontinental railroads; Turks work in large numbers in Berlin; and Algerians assemble cars in France. What is different about current labor mobility also relates to Baytos’ theory of the Three Ds: the demographics of today’s immigrants are vastly different, countries are disappointed by past approaches to immigrations; and there are different demands being made by both the immigrant population and their new homelands that ever before.

While some countries are tightening their borders in response, others, like New Zealand, are opening their doors wider to immigrants they believe can bring innovation, global linkages, and social cohesion to their island nation.

In such a way, it is far easier for immigrants to maintain their cultural identity in a strange land, changing the paradigm of immigration in many nations. In the case of New Zealand, immigration is welcomed as a source of economic growth. The Canada’s case, the diversity brought by new immigrants is seen as a tool for tapping new ethnocultural markets.

Pluralism is a more modern (and realistic) way of viewing ethnicity, providing an alternative to assimilation. In a society that embraces pluralism, immigrants maintain their unique cultural identity while exiting in a second culture simultaneously. This requires much more cultural awareness, knowledge, options, and actions than the assimilation model of the past.

Disappointment and New Demands

Equal employment and access to employment opportunity become a legislated national objective in the United States in the early 1970s. Using an affirmative action mode, organizations began focusing less on opening doors to “protected classes,” such as people of color, females, people with disabilities, those over age 40, and Vietnam era veterans, and began focusing more on the numbers. Those brought into the organization were expected to assimilate or adapt to the existing norms and practices of the organizations, says Baytos, rather than the organization adapting to meet the needs of the individuals. In this way, the organizational response mirrored the “melting pot” model of the country itself.

While affirmative action is still being used and hotly debated in the United States, the corporate approach to diversity has evolved to a less quantitative and more qualitative approach, yet many cynics in the US still believe that “diversity” is just another name for “affirmative action.”

Effecting social change is no longer enough in the U.S. approach to diversity; companies are increasingly trying diversity goals to the bottom line. To underscore the business implications and benefits of diversity, the following initiatives are present in many diversity strategies.

-Support from CEO

-Senior management visibility

-Compensation tie-in

-Stronger retention initiatives

-More mentoring

-Active vendor programs

-Diversity training at all levels

-Global initiatives; and

-Education/special initiatives

In other parts of the world, this evolution has taken a different form. For example, in Europe the commercial bottom line was the starting point for managing differences, not the unused potential of disadvantaged people.

These differences have a profound impact on how diversity is viewed, managed, and leveraged around the world. Before “exporting” diversity management from the United States to other locations around the globe, it is important to understand that the starting point and area of focus might be quite different, depending on the social, political, cultural, and economic context of the country in which you are doing business. Not understanding this has caused many U.S. originated diversity efforts to fails overseas because they are perceived as an attempt to make the world over in out own image, rather than truly listen to the prevailing conditions and cultural norms in the countries in which we are doing business.

 

 

Miguel Ángel Pla // Presidente y Director General // direccion@miguelpla.com // Teléfono: (81) 43 00 25

Cuando hablamos de Liderazgo-liderar, a veces se suele confundir su significado y se lo asocia con mandar o con tener poder. Si buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española, algunos de los
significados de Mandar son: Imponer un precepto, Encomendar o encargar algo, Manifestar la voluntad de que se haga algo, Regir, gobernar, tener el mando. De liderar: Dirigir o estar a la cabeza de un grupo, de un partido político, de una competición, etc. Y Poder: Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo, Tener más fuerza que alguien, vencerle luchando cuerpo a cuerpo.

Liderar y mandar no son la misma cosa, aunque a veces coinciden en una misma persona. Ser líder implica tener determinada cuota de poder, pero no siempre ocurre así. Para ser líderes hay que ser
inspiradores, creativos, motivadores, trazar un camino, tener visión, y ello sin tener como eje principal al poder. Hay gente que por la función o profesión que tiene, detenta determinado poder, como sucede en la política, la religión, el sindicalismo, en la empresa, sin embargo no son líderes, en el sentido de
Liderazgo que tratamos en esta oportunidad.

Como me referí antes en su significado, Liderar es estar a la cabeza de un grupo/equipo. El Liderazgo es un rol grupal y consiste en incidir, influir en el comportamiento de los demás miembros del grupo y así concretar ciertos objetivos, ciertos resultados grupales.

El líder tiene “seguidores”, no “súbditos” y no cualquiera tiene las aptitudes necesarias para serlo. El Líder debe saber motivar,inspirar, brindarse, trascender, capacitar y formar, fomentar la comunicación,
la participación, saber identificar y reconocer las necesidades de cada miembro del equipo, detectar quién puede ser útil para qué cosa, posibilitar el crecimiento y desarrollo de cada integrante, confiar, transmitir un sentido de pertenencia al grupo evitando así que algún miembro quede marginado, darle alas y que pueda volar.

El Líder no debe suscribirse a dar órdenes para que se ejecute una tarea. Las decisiones de un líder prevén un análisis previo que incluye el saber qué hacer y qué no hacer  y, por sobre todas las cosas debe tener especial cuidado en cómo comunica lo que quiere a su grupo.

Es cierto que es más sencillo inspirar al grupo cuando las cosas van bien, sin embargo, la función del Líder resalta en momentos difíciles, de crisis. Si un líder dice: “tenemos un desafío”, en vez de: “tenemos un problema”, ocurren cambios muy importantes en la percepción de esa situación o circunstancia, que hace que el grupo que lidera se sienta mucho más capaz a la hora de responderle.

Por ello, es importante detenerse en cómo el Líder se expresa, de qué manera se comunica y escucha a su equipo, siempre siendo sincero y sin esconder o maquillar la realidad, transmitiéndole confianza, fomentando el feedback y, ante la adversidad, siempre ser positivos, destacar los logros y aprender de los fracasos.

Miguel Ángel Pla

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La productividad se define como el parámetro más significativo para establecer de qué manera se utilizan los factores de la producción de un país, industria o empresa; por tanto, la productividad indica cómo se gestionan los recursos disponibles.

Si bien la productividad es una condición necesaria, aunque no suficiente, para el éxito económico de una organización, es evidente que cuanto mayor sea la productividad de una compañía mayor será también la probabilidad de que esta sobreviva y prospere económicamente en el tiempo.

La forma de medir y de evaluar la productividad está relacionada con la administración de las operaciones que, junto con el análisis financiero, procura evaluar esa productividad de las organizaciones a través de indicadores que reflejen cuantitativamente el grado de cumplimiento de los objetivos previstos, teniendo también en cuenta aspectos tan trascendentes como los conocimientos técnicos, las dimensiones sociales, y las actitudes del factor humano hacia el trabajo y hacia la propia empresa.

Productividad es la medición de qué tan bien los recursos se conjuntan en la organización y se utilizan para lograr un determinado resultado. Productividad es alcanzar el nivel más alto de desempeño con el mínimo desembolso de recursos.

En este sentido, una organización se considera productiva cuando alcanza sus metas como consecuencia de conseguir transformar sus bienes en productos, optimizando la aplicación de sus recursos de manera que le suponga el menor coste posible. No obstante, el concepto de productividad se puede estudiar desde cinco perspectivas diferentes:

  • Perspectiva de la economía: se concibe como la cantidad de productos generados dividido entre la cantidad de bienes asociados, como son: trabajo, capital, productos intermedios adquiridos y tiempo. Este enfoque es típicamente aplicado para medirla productividad en términos macroeconómicos, como ramas industriales o países.
  • Perspectiva de la ingeniería: se equipara con la eficiencia de una operación, basada en la energía como el bien principal, y la cantidad de trabajo aplicada para generar los productos. Este enfoque sería usado para medir la productividad de una organización o de parte de ella.
  • Perspectiva de la contabilidad: se enfoca en el aspecto financiero de la organización el cual se dimensiona a través de las diferentes variables financieras, como la eficiencia y la rentabilidad.
  • Perspectiva de la administración: se considera un concepto complejo puesto que se han de medir y evaluar factores tales como la calidad, la cantidad de recursos y productos aplicados, las interferencias operativas, los retornos financieros y el absentismo laboral.
  • Perspectiva de la psicología organizacional: desde este punto de vista está relacionada, principalmente, con la eficacia y la eficiencia del factor humano derivadas del desarrollo de sus funciones y tareas.

Estas perspectivas expuestas, si bien difieren entre sí respecto a los factores que facilitan la medición de la productividad de acuerdo a los propósitos que se persigan, se pueden considerar complementarias. Sin embargo, cada una de ellas demuestra que es innegable que a la productividad se la considera como una variable objetiva para la medición del desarrollo competitivo de una organización moderna.

No obstante, el factor más determinante para incrementar la productividad de una organización y alcanzar los objetivos fijados son las personas que trabajan en ella. El mecanismo por el que se produce este aumento productivo es, primordialmente, motivacional; si el personal está motivado se esforzará más y trabajará más eficientemente en el sentido de que sus esfuerzos estarán más orientados a los fines organizacionales.

Miguel Ángel Pla

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Un emprendedor es aquella persona que es capaz de identificar una oportunidad y organizar los recursos necesarios para aprovecharla. No obstante, yendo más allá del término, emprendimiento es aquella actitud y aptitud de una persona que le permite emprender nuevos retos, nuevos proyectos, es decir, es lo que le permite avanzar un paso más, ir más allá de donde ya ha llegado, es lo que hace que una persona esté insatisfecha con lo que es y con lo que ha conseguido, y por lo tanto, desea obtener mayores logros.

Por todo esto, el concepto de emprendedor está irrefutablemente vinculado a la idea de innovación y riesgo por parte de alguien que cree en sus ideas y que es capaz de llevarlas a cabo, de encontrar el modo de materializar sus sueños.

Características de un emprendedor

PASIÓN

  • El deseo personal es el principal motor de las acciones de un emprendedor.
  • Ama profundamente los productos o servicios de su actividad.
  • Trabaja incansablemente durante muchas horas, sin demostrar cansancio.
  • Interpreta el trabajo como una vocación más que como una obligación.

AMBICIÓN

  • Posee confianza en sí mismo y cree en su potencial y habilidades para sacar adelante su propio negocio.
  • Sus objetivos personales actúan son la principal motivación de su conducta.
  • Es consciente de la necesidad de su desarrollo, y por ello, aprende de forma constante.
  • Asume riesgos de una manera natural.

INICIATIVA

  • Dispone de una gran auto-motivación, por lo que no depende de estímulos externos que le inciten a ponerse en movimiento.
  • Está orientado, principalmente, hacia la acción y la resolución de problemas.
  • No se conforma con el “status quo” establecido.
  • Está siempre pensando y diseñando nuevos proyectos.

SUPERACIÓN

  • Es capaz de establecer el valor relativo de los problemas, asignándoles, a cada uno, su adecuada dimensión.
  • Es flexible en la búsqueda de caminos alternativos cuando los principales no funcionan.
  • Es tenaz, perseverante e insistente en la consecución de sus objetivos, sin caer en la testarudez.
  • Es capaz de tolerar la frustración y el fracaso aceptando la realidad, sobreponiéndose y comenzando de nuevo.

CREATIVIDAD

  • Utiliza sus experiencias personales como fuente de inspiración.
  • Posee la capacidad de visualizar alternativas diferentes a los paradigmas establecidos.
  • Es capaz de improvisar ideas y acciones para solucionar problemas imprevistos.
  • Dispone de una amplia perspectiva mental, la cual, le permite encontrar y aplicar alternativas innovadoras.

LIDERAZGO

  • Posee visión y capacidad de convocar a otros en torno a su visión.
  • Debido a su capacidad para influir en los demás, es un referente en los ámbitos donde actúa.
  • Es capaz de transmitir claramente sus emociones e ideas.
  • Aplica con naturalidad los distintos estilos de liderazgo, según las personas y las circunstancias a las que se tenga que enfrentar.

ORGANIZACIÓN

  • Posee una gran capacidad de auto-control.
  • Es capaz de definir con exactitud sus prioridades, poniendo el foco de su trabajo en ellas y administrando su tiempo con efectividad.
  • Busca, de forma permanente, los medios apropiados para lograr sus objetivos.
  • Sabe emplear con eficacia las nuevas tecnologías, obteniendo el máximo rendimiento.

Miguel Ángel Pla

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No porque no hayas conseguido tus objetivos o porque hayas fracasado en algo quiere decir que no valgas para ello o que lo hayas hecho mal, el fracaso es algo que pasa y con lo que hay que convivir, pero más importante es sacar provecho del fracaso, descubrir qué es lo que ha fallado para así alcanzar realmente el éxito.

Fracaso no quiere decir que falte capacidad, sino que hay que hacerlo de otra forma, no quiere decir que se haya hecho mal, sino que puede ser que faltara algo por hacer, no significa que esté todo en nuestra contra, sino que existen oportunidades aún no encontradas, no significa que todo haya terminado y además mal, sino que aún acaba de empezar y que hay que dar lo mejor de sí.

La mentalidad es clave para conseguir convertir el fracaso en éxitos, como también lo es la capacidad analítica para lograr descubrir qué es lo que se podía haber hecho mejor y qué pasaría en caso de que se hubieran cambiado las circunstancias.

Que hayas fracasado en algo no tiene por qué ser malo, hay que pensar que te has esforzado y lo has intentado, ha salido mal sí pero se puede hacer mejor, sólo hay que volver a intentarlo. ¿Qué falla, qué es lo que no dominas, qué no has logrado conseguir, qué es lo que falta para que alcances el éxito?

Si quieres hacer algo y crees que no sabes hacerlo, tienes que aprender cómo hacerlo, dedicar un tiempo a aprender cómo hacerlo, ya que el hecho de no saber hacerlo no quiere decir que no se pueda hacer. Tú puedes hacerlo todo, la formación puede ser clave en este caso. Si no sabes cómo manejar las situaciones, descubre qué puedes hacer para lograr hacerlo.

Se debe pensar también que no fuiste tú el que ha fracasado, sino que son tus acciones las que fracasaron, sólo hay que pensar qué parte de tus acciones fracasaron para ver qué acciones se pueden realizar para alcanzar las oportunidades que se están buscando.

Hay que entender que en ocasiones el fracaso es un paso hacia el éxito, que hay que aprender de los errores porque así el aprendizaje es mayor y los objetivos más valiosos, y que hay que concentrarse en la meta final aunque haya que hacer sacrificios, porque sólo pensando en la meta final y cómo llegar a ella se puede conseguir lo que se propone. No hay que dejarse caer al mínimo obstáculo, porque tras muchos fracasos se encuentran muchas oportunidades para llegar al éxito.

Miguel Ángel Pla

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Jefe y líder no son palabras sinónimas, por mucho que a veces en el vocabulario coloquial las usemos como si tuvieran el mismo significado. Veamos en qué consisten las diferencias, ya que son importantes.

Según el diccionario, “jefe” es una persona que tiene el poder de mandar sobre un conjunto de personas subordinadas, entendiendo como mandar la posibilidad de dirigir su comportamiento para que desempeñen una serie de tareas.

“Líder” es quien encabeza y dirige un grupo de personas para que entre todos puedan conseguir los mismos objetivos.

A veces no nos damos cuenta los significados de algunas palabras (estas u otras) y las usamos como si fueran iguales, aunque no lo sean. En este caso, lo que deberíamos recordar es que un jefe es el que manda y un líder es el que acompaña a sus empleados. Esa sería la primera diferencia entre ambos conceptos. Pero hay más diferencias y vale la pena conocerlas.

Por qué un líder

Las empresas de todo el mundo buscan cada vez más líderes que jefes a la hora de contratar personal o bien de ascender a sus asalariados. ¿Por qué crees que será esto? Porque la figura del “jefe”, esa persona que se cree estar un escalón más arriba del resto, que se queda en su oficina y solo sale de allí para dar órdenes, no está demasiado valorada en las compañías.

Por el contrario, un “líder” trabaja a la par de sus compañeros y no les ordena qué hacer, sino que les aconseja y les explica las razones de las decisiones que toma. Esa es una de las razones por las que los prefieren los dueños de las firmas más importantes.

Un ejemplo

Imaginemos un día en una oficina. El jefe sale de su despacho y ordena a los empleados que para las 16 horas quiere un informe completo de la cantidad de clientes nuevos que la empresa ha conseguido en el último mes. Termina de hablar, regresa a su oficina y cierra la puerta, esperando que a la hora estipulada, los subordinados cumplan con el encargo.

La misma situación vista desde el prisma de un líder cambia: no sale de ninguna oficina porque trabaja en el mismo ambiente que los demás, para empezar. Luego, cuando necesita un informe, indica por qué esa información es valiosa para la compañía y explica de qué manera se pueden conseguir los datos.

El líder no duda un instante en ofrecer su ayuda y recomienda cuáles son las herramientas más útiles para que la tarea pueda ser terminada de manera eficaz y en menos tiempo. ¿Has notado la diferencia? Mientras que un jefe sólo ordena y deja que los empleados se arreglen como puedan, un líder está al lado de sus compañeros, los ayuda y los insta a superarse.

Queda claro entonces por qué las compañías hoy en día buscan más líderes que jefes. Gracias a la contratación de líderes, los trabajadores están mucho más felices, las presiones son menores y el ambiente laboral es más relajado.

La buena noticia es que un jefe puede convertirse en un líder si cambia su actitud y la forma en que desarrolla su trabajo.

Jefe vs líder, ¿cuál eres tú?

A manera de resumen fácil de comprender, enumeramos algunas características de cada personalidad para que puedas determinar cuál de las dos te representa:

  • El jefe piensa que tiene un puesto superior a los demás. El líder considera que su rol es un privilegio para poder ayudar a la empresa.
  • El jefe dice “yo soy el que mando”. El líder pregunta “¿en qué puedo ayudar?”
  • El jefe influye a través de la autoridad. El líder se gana la simpatía de los demás.
  • El jefe siempre quiere imponer su criterio. El líder escucha atentamente las ideas del resto.
  • El jefe utiliza armas como el miedo, la amenaza o el temor. El líder es sinónimo de confianza, estímulo y progreso.
  • El jefe exige una obediencia ciega. El líder busca que la motivación llegue a cada uno según sus capacidades.
  • El jefe señala los errores de los empleados adelante de los demás. El líder comprende que todos tenemos equivocaciones.
  • El jefe divide. El líder unifica.
  • El jefe distribuye cuáles son las tareas a realizar. El líder ayuda, codo a codo, a cumplir con las obligaciones.
  • El jefe considera que cada empleado es una ficha en un tablero. El líder saber que entre todos, se pueden hacer mejores cosas.
  • El jefe dice “haz”. El líder expresa “hagamos”.

Esto no quiere decir que un jefe es una mala persona y no quiere lo mejor para la empresa para la que trabaja. Sin embargo, el líder además de buscar la excelencia en lo que hace, trata de que la experiencia y el día a día de los empleados sean más amenos y satisfactorios.

Miguel Ángel Pla

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En estos años se ha escrito ampliamente acerca del tema, en muchos casos la información se puede confundir con temas paralelos a lo que es realmente la innovación. Por lo general es fácil confundirla con la creatividad, la invención, el desarrollo de productos, las ideas, etc. Es por eso que decidimos hacer una pequeña selección de las cosas más comunes que son innovación:

La innovación no son las clásicas imágenes de focos que se encienden y se apagan

El foco incandescente, pasado de moda, sigue siendo el símbolo por defecto para la innovación. Sólo tienes que teclear la palabra “innovación” a través de cualquier buscando y encontraras millones de imágenes de focos referentes a innovación.

El mensaje es que la innovación son sólo ideas que mágicamente aparecen en el momento menos esperado y que una chispa de genio crea la próxima gran idea cuando la “luz se enciende”. Bueno, no es así. Las buenas ideas no suelen suceder como resultado de la inspiración individual, surgen de individuos que conocen y se agrupan con el fin de generar, con base en la experiencia, ideas innovadoras de alto impacto.

La innovación no son sólo ideas

Una gran idea es la base para la innovación y es parte fundamental del proceso de innovación. Pero una idea por sí misma no tiene ningún valor a menos que se haga algo con ella.

Las ideas son sólo el inicio de un proceso arduo que requiere mucho trabajo. Se debe comenzar con la estrategia, entonces debe haber una visión clara de las necesidades del cliente, hábitos, creencias, prácticas, etc.

Una vez que la idea ha sido generada, debe de ser validada y conocer su factibilidad al momento de ser aplicada. Y luego el trabajo duro comienza – el desarrollo, la aplicación y el crecimiento del mercado.

No todas las invenciones son innovaciones

Una invención por sí misma nace esencialmente sin valor. Sólo tiene un valor si alguien quiere comprarlo o la compra. Es solamente una vez que se explota y se inicia la adición de valor que se convierte en la innovación.

Las invenciones originales pueden ser protegidos a través de la propiedad intelectual, como una patente. Pero el hecho de que la gran mayoría de las patentes registradas no son explotadas subraya el punto de que una invención es un precursor de la innovación.

Inversión no es innovación

Vemos regularmente noticias acerca de inversiones en infraestructura, educación e industria. Todo esto es favorable para la innovación y con frecuencia un insumo esencial para su ejecución. Pero mientras otra cosa no pase y las inversiones se realicen sin fines de investigación y buscando romper con los patrones establecidos, sólo será un ingreso por medio de una inversión.

INNOVACIÓN ES…

Cuando se implementa algo nuevo que añade valor y se cuenta con un parámetro para medir ese extra que se consiguió. Se puede aplicar de diferentes formas, pero la mejor forma de innovación es la que suma sostenibilidad a cada una de las áreas de nuestro lugar de trabajo.

Miguel Ángel Pla

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La estructura tiene que ver siempre con el poder. Las organizaciones se estructuran alrededor del poder. Existe mucha literatura sobre este tema y hay opiniones muy variadas. Sin embargo, lo que si parece que está claro es que el poder lo tiene aquel que domina lo que es escaso, siempre, como es lógico, que este producto escaso sea necesario. La necesidad y la escasez dan valor a un producto. Partimos pues de la premisa de que la posesión de un producto necesario que a su vez es escaso, es la que genera poder.

Cuando hay escasez de un artículo y mucha gente lo quiere, el que lo posee domina al que no lo posee. Y al revés, cuando hay abundancia, deberemos buscar como sea ventajas competitivas y añadirle valor al producto par que nos diferencien del otro a efectos de poder conseguir que nuestro articulo resulte “escaso”, con el objetivo de poseer atractivos que otros no tienen y de esta forma adquiera valor. De lo contrario será abundante y no tendrá valor o tendrá poco.

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