Te ofrecieron formar parte de una startup con altas posibilidades de éxito. Te prometieron un buen sueldo, pues tu experiencia es clave para hacerla crecer. Te emocionaron con la idea de trabajar cerca de casa, con horarios flexibles y en un ambiente creativo. Te conquistaron con la cultura de la empresa, que impulsa la innovación y el emprendimiento. Confías en el CEO. Crees que es el momento de dar el salto; te gusta tu empleo, pero piensas que es necesario un cambio. Después de reflexionar, aceptas el nuevo trabajo. Empiezas con emoción, pero a los pocos días te das cuenta de que nada es como lo imaginabas. Sólo trabajas más (mucho más), tu experiencia no es valorada y tu jefe es un microgestor. ¿Qué harías? ¿Renunciarías?
La desilusión es común al iniciar un trabajo. En numerosas ocasiones, las expectativas no son satisfechas, generando falta de motivación. Incluso, podría provocar depresión. ¿Y qué crees? Las startups no están exentas de ello, y en su caso es aún peor ya que cada contratación, baja o empleado desmotivado tiene graves consecuencias. Entonces, ¿cómo puedes evitar que esto ocurra en tu equipo y asegurar que se mantengan emocionados por la empresa? Aquí algunos tips:
1. No vendas falsas expectativas
Para atraer el mejor talento a tu startup, sobre todo si estás iniciando, tendrás que persuadir y enamorarlo de tu compañía. Sin embargo, debes evitar exagerar o decir una mentira con tal de conseguir que acepte la oferta. Aunque esta táctica podría ayudarte a conseguir tu objetivo inmediato (que la persona entre a trabajar contigo), después será contraproducente. En cuanto comience a notar que nada es como lo pintaste, se sentirá engañado y decepcionado.
Es muy diferente ser director en la empresa de otra persona que en la tuya. Cuando eres directivo de una compañía ajena debes seguir las reglas que alguien más impone; como emprendedor tú debes dictarlas. Hacerlo y ser coherente con ello es todo un arte que requiere fijar objetivos y estrategias. Siéntate un buen rato a pensar y analizar los pros y contras de cada política, así como de su importancia para el negocio. Una vez que las definas sé firme con ellas y comunícalas a los empleados potenciales antes de contratarlos. Ellos definirán si están dispuestos a cumplirlas y si se adecuan a su ética laboral.
3. Sé flexible y abierto a la conversación
La mayoría de los empleados de las startups es millennial; jóvenes que desean trabajar en compañías como Google donde pueden aprender, crecer y desarrollarse, pero también divertirse. Dentro de las características que buscan están la flexibilidad y la oportunidad de expresarse. Así que si eres muy rígido (el típico “aquí el que manda soy yo”) probablemente no tendrás éxito como CEO de una startup. Compañías como Netflix, Virgin, Google y Spotify han comprobado que la mejor manera de motivar a la gente y conseguir resultados extraordinarios es dejándolos tener una buena vida personal. Las startups han transformado la forma de trabajar: los horarios de 8 a 5, sin descansos ni vacaciones en el primer año son cosa del pasado.
4. No te escudes detrás de la frase “es mi empresa”
Sí, es tu empresa. Pero al momento de definir formas de trabajar debes buscar la productividad y satisfacción del equipo. Aunque hay ciertas cosas que tú tendrás que definir (y que deben ser acordes a tu visión) es importante que tengas apertura para cambiar prácticas y mejorar. Recuerda que con equipos tan reducidos, el conseguir que todos se sientan contentos y sean eficientes es prioridad. El hecho de que sea tu empresa no significa que los demás deban trabajar a tu manera.
5. Escucha a tu equipo y busca cómo motivarlos
Cada persona tiene una motivación diferente. A unos los mueve el dinero, a otros el reconocimiento, a otros la habilidad para tomar decisiones, a otros los retos. Por ello, debes procurar un ambiente de apertura y confianza; dales la seguridad de que pueden hablar contigo acerca de cualquier tema, pues los escucharás. Esto te servirá para conocer mejor a tu equipo y entender qué es lo que los mueve a entregar lo mejor de sí.
6. Crea una cultura empresarial con su colaboración
Una startup se construye por sus fundadores, y/o CEO y sus primeros empleados. Si estás seguro que contrataste a gente talentosa y apasionada, entonces ve moldeando la cultura de la empresa según las necesidades, intereses y capacidades de cada uno. Invítalos a aportar ideas, a mejorar procesos y a proponer actividades y estrategias que mejoren el clima laboral. Poco a poco irán creando hábitos que los definirán; recuerda, esto es resultado del trabajo en equipo y la colaboración.
7. Busca maneras de lograr que crezcan… aunque sea una startup
No hay nada que desilusione más a un empleado talentoso y ambicioso que la certeza o creencia de que no crecerá en ese lugar. Si la persona siente que, independientemente de la calidad de su trabajo, no tiene a dónde crecer, entonces te abandonará. No se trata sólo de salarios o de puestos, sino de oportunidades de aprendizaje y desarrollo personal.
8. Evita desgastarlos
Todos saben que trabajar en una startup requiere de mucho trabajo y esfuerzo para que sobreviva. Tanto tú como el resto de tu equipo tendrán que ponerse varios sombreros y hacer “chambitas”. Sin embargo, debes evitar sobrecargar a una persona. Si necesitas su apoyo, que se quede hasta tarde o que trabaje en fines de semana hazle saber el beneficio directo y recompénsalo.
9. Contágialos de tu visión
La mejor manera de retener talento es enamorándolo de la compañía. Una persona enamorada de un proyecto no querrá abandonarlo, aunque el dinero sea malo o haya perdido su tiempo libre. Si quieres gente comprometida que no quiera abandonar el barco debes contagiarlos de tu pasión y visión de negocio. Conquístalos con las oportunidades, con el trabajo y con el clima laboral. Este es un trabajo del día a día.
No hay nada más decepcionante para un nuevo empleado que el sentir que su trabajo es poco importante, mal valorado o incluso más fácil y menos retador que su trabajo anterior. El sentimiento de “parece como si en lugar de avanzar retrocedí” es el mayor asesino de la ilusión. Si no quieres que esto ocurra (pues lleva a la desmotivación y hasta al trabajo mediocre) procura retarlo: dale oportunidades de sorprenderte y de proponer. Así mantendrás viva la emoción.