Su jefe es un genio corporativo o un psicópata?
Le presentamos algunos consejos para distinguir a uno de otro.

“El Lobo de Wall Street,” película de Martin Scorsese, se enfoca en la corrupción, el exceso y la avaricia de la industria financiera en los 1990s. Es la historia real de un corredor de bolsa neoyorkino, llamado Jordan Belfort, que comenzó en el fondo de la escala de Wall Street, antes de hacer millones de dólares vendiendo acciones sin valor. En 1994, el cuento de hadas terminó con Belfort en la cárcel por fraude y lavado de dinero.

En casos como el de Belfort no siempre es fácil distinguir entre el genio corporativo y el psicópata. Francamente, suele ser una delgada línea la que los divide. Algunas de estas personas alcanzan alturas sorprendentes, pero en el proceso pueden causar enormes daños.

La gente que se comporta de este modo son a quienes llamo “seductores bravucones operacionales.” Sin la carga de la voz de la conciencia, que modera las interacciones de la mayoría de las personas con otros, estos individuos son “psicópatas light.”

Puede encontrarlos en cualquier lugar donde haya poder, estatus o dinero en juego. Aparentemente exitosos y encantadores, su falta de empatía y remordimiento pueden tener serias repercusiones interpersonales y destruir organizaciones. Sus cualidades camaleónicas significan que suelen alcanzar elevadas posiciones ejecutivas, especialmente en organizaciones que valoran la toma de riesgos y la competitividad extrema.

Los seductores bravucones operacionales no son abiertamente violentos o anti sociales y sus personalidades manipuladoras pueden hacerlos difíciles de identificar. De hecho, muchos de los comportamientos que muestran –comportamientos que encenderían focos rojos en otros contextos- parecen muy normales en el mundo corporativo.

Los estimados varían, pero quizá el 3.9% de los profesionales corporativos podrían ser descritos como con tendencias psicópatas, una cifra considerablemente mayor de la que se encuentra en la población en general. Por lo tanto muchas personas que trabajan en organizaciones probablemente tendrán la experiencia de un jefe patológico. Desafortunadamente, la mayoría de la gente que trabaja para seductores bravucones operacionales carece del conocimiento y las habilidades para tratar con ellos.

Para empeorar las cosas, estos ejecutivos psicópatas usualmente tienen la necesaria dedicación y enfoque para crear al menos la apariencia de normalidad y éxito.

Estas personas son altamente manipuladoras, desacreditando a quienes están alrededor y desviando las quejas de mal comportamiento cuando se les confronta. Ellos distorsionarán los hechos mientras se presentan como personas útiles que trabajan “por el bien de la compañía.” Ocultarán todos sus verdaderos motivos mientras hacen que otros aparezcan incompetentes o ventajosos. Lo único que les importa es ganar.

¿Qué puede hacerse para prevenir que estas personas causen caos? Idealmente, las organizaciones deberían afinar sus procesos de reclutamiento para evitar contratarlos en primer lugar. Las firmas deberían analizar los currículum para identificar cualquier anomalía y someter a los candidatos a múltiples entrevistas. Los seductores bravucones operacionales tienen la tendencia de decirle a los entrevistadores lo que ellos creen que quieren oír y diferentes entrevistadores pueden provocar respuestas diferentes y algunas veces contradictorias.

¿Cómo puede saber si ya tiene a un psicópata en el equipo? Debería encender una luz roja si hay radicales discrepancias entre cómo los subordinados directos y los nuevos empleados perciben a un ejecutivo, respecto a cómo lo ven sus colegas o su jefe. Los empleados de menor nivel suelen recibir el comportamiento psicópata del jefe y usualmente pueden ver un problema mucho antes que los directivos de alto nivel. También es importante alentar el trabajo en equipo, ya que es algo con que los psicópatas no se sienten a gusto; buscarán la salida. Ya sea que usted tenga un ejecutivo problemático o no, es importante crear una cultura corporativa en la cual los empleados de bajo rango sean capaces de expresar preocupaciones acerca de sus superiores sin miedo a represalias.

Finalmente, si usted es tan desafortunado como para tener a un psicópata de jefe o Presidente Ejecutivo, reconozca que es muy poco probable que sea capaz de cambiar su comportamiento. Intentar removerlo seguramente será difícil y pondrá su carrera en riesgo. En estos casos, la mejor opción es detener las pérdidas y moverse de ahí.

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